Buenos días. Como os comentaba ayer os traigo la entrevista que Amàlia Lafuente, autora de la novela Terapia de riesgo me ofreció la semana pasada.
Para no ser reiterativa, ya que ayer publiqué la reseña en la que figuraba la biografía de la autora y la sinopsis del libro, paso directamente a la entrevista. Si alguien tiene interés puede ver la reseña con la sinopsis y la biografía aquí.
Marisa G.- Buenas tardes Amália. En primer lugar, gracias por concedernos esta entrevista. Por la biografía que figura en la solapa del libro, sabemos que eres médico y catedrática en Farmacología por la Universidad de Barcelona y que te dedicas a la docencia y a la investigación. Eres una mujer de ciencias puras, ¿no?
Amàlia L.- Teóricamente sí, lo que pasa es que a mí siempre me han gustado las letras. En mi época, para estudiar Medicina, tenías que hacer el Bachillerato de Ciencias, pero yo soy más de letras que de ciencias. De hecho hice los dos Bachilleratos, hice letras porque me gustaba y ciencias porque no tenía más remedio, pero las letras siempre las he tenido como afición. Me ha gustado siempre leer y escribir. Yo escribía mucho de joven, pero durante el periodo de estudios, de tener hijos, de hacer la promoción profesional,... la verdad es que no tenía tiempo. Nosotros decimos "o vives o escribes" y en los momentos álgidos de tu vida es difícil escribir. En cambio, en los momentos aburridos, de placidez,... como en los que estoy ahora, que ya estoy estabilizada, tengo los hijos mayores que ya se han independizado, ahora es cuando tengo tiempo. Entonces me dediqué a ir a L'Ateneu donde hice un curso de escritura de 4 años, como una carrera, y me especialicé en novela. Es una escuela de escritura que hay en Barcelona por la que han pasado muchos escritores conocidos como Falcones. Lo interesante es que he podido mezclar las letras con las ciencias porque he escrito una novela pero con un fondo de ciencia. Yo creo que este es el valor añadido que yo he podido aportar porque hay poca gente en este ámbito que pueda combinar las dos cosas.
M.G.- A mi siguiente pregunta prácticamente ya has contestado porque tenía interés en saber si tu afición por la literatura te hizo pasar por un taller de escritura.
A.L.- Sí porque además era consciente de que escribir una novela era muy complejo y que, de forma autodidacta, no lo iba a poder hacer. Recuerdo ese momento en que me dije que ahora era el momento de la vida en el que podía recuperar las aficiones y que me podía dedicar un poco a mí porque anteriormente había estado dedicada a la familia, al trabajo, y ahora siento que es mi momento para recuperar mis aficiones
M.G.- Tu primera novela, Código Genético, publicada por Plaza & Janés en 2011, al igual que la que nos ocupa hoy, también la centras en un entorno sanitario. Imagino que echas mano de aquello que conoces bien, ¿no?
A.L.- Sí, siempre son experiencias vividas que enlazas en una historia que es completamente ficción. Es como si cogieras piezas de tu vida y creas una historia nueva. No es autobiográfica propiamente porque la historia es completamente ficción pero si he ido cogiendo pequeñas experiencias que he vivido yo o que las he vivido de muy cerca.
M.G.- ¿Pero tienes intención de adentrarte en otros entornos que no sean el sanitario?
A.L.- No.
M.G.- Este es el entorno que tú conoces y el que quieres manejar, ¿no?
A.L.- Sí, ese, porque seguro que es lo que haré mejor. Es lo que conozco más y no tengo tiempo de documentarme en otras áreas. En cambio aquí lo tengo fácil, bien porque yo entiendo de esa temática o bien porque tengo compañeros, colegas que me van a ayudar y que además están encantados de ayudarme. Es un problema de conocimiento y también de comodidad, las dos cosas. Hablando claro, no tengo tiempo para escribir novela histórica o de viajes, por ejemplo.
M.G.- Cualquier otro ámbito que sea más desconocido para ti y no este que es el conoces perfectamente bien.
A.L.- Claro, claro... Sé que en este tema puedo contribuir en algo donde la literatura es deficitaria. En nuestro país no hay mucha gente que escriba dentro de este área, sin embargo en otras hay muchos escritores.
M.G.- En Terapia de riesgo nos planteas un thriller en el que tienen cabida las irregularidades médicas con fines lucrativos, los diagnósticos falsos como negocios, las fundaciones que son tapaderas,... Nos ofreces una visión del lado oscuro de la sanidad. A mí tu novela me ha producido mucho vértigo porque yo confío plenamente en el sistema sanitario español. Entiendo que todo lo que cuentas es ficción porque además lo aclaras en la Nota de la autora pero claro siempre te queda la duda. ¿Se dan los casos que planteas en tu novela en el sistema sanitario?
A.L.- A ver. Yo soy médico, mi marido es médico, me trato todos los días con médicos y yo confío muchísimo en la honestidad de los médicos y en la calidad del sistema sanitario. Eso vaya por delante. Pero cuando uno tiene que escribir una novela tiene que buscar conflictos y tiene que buscar personajes negativos que generen esos conflictos porque de otro modo no te sale la novela. Si yo escribo una novela con médicos buenos y santos no me va a salir una novela atractiva. Entonces tienes que echar mano de esos personajes y de esos conflictos que realmente hay pero que son minoritarios. Todos sabemos que el personaje del médico interesado y que se mueve con fines lucrativos existe aunque es algo minoritario pero sabemos que están ahí, que son interesados económicamente e igualmente también sabemos que hay médicos otros perfiles negativos, como esos médicos excelsos que sólo se cuidan de las técnicas sofisticadas, que pierden el contacto íntimo con el paciente porque lo que le preocupa más es un promoción personal, el prestigio delante de sus colegas y se pierde el valor intrínseco de la medicina que es el contacto directo con el paciente. Este otro perfil negativo también figura en la novela.
Todos los investigadores somos conscientes de que la ciencia está fundamentada en la confianza en el investigador. Es decir, nosotros cuando presentamos un proyecto de investigación pasa por unos filtros, por unos comités de ética, teóricamente tenemos que presentar un consentimiento firmado a todos los participantes en ese proyecto pero también somos conscientes de que detrás nuestra no hay nadie que nos obligue, no tenemos un policía que nos vigila, por tanto todo se basa en la confianza en el investigador. Asi puedes encontrarte una persona sin escrúpulos que se salte todos los procedimientos, que se salte la veracidad de los resultados y eso cuesta descubrirlo, aún así, en prensa ha habido muchos escándalos de este tipo.
M.G.- Y con tantos recortes en el sistema sanitario, ¿nuestra sanidad goza de buena salud todavía o empieza a resentirse bastante?
A.M.- Yo diría que está en el límite. Las listas de espera están muy priorizadas por diagnósticos. Aquellos que son realmente graves se intenta no retrasarlos mucho pero creo que estamos en el límite para no entrar en un fracaso. Lo que pasa es que estábamos en un nivel de calidad muy alto y posiblemente bajemos el escalón de la calidad. Hacemos una buena medicina pero no al nivel en el que estábamos porque en algunas especializaciones éramos pioneros. Eso es lo que se puede perder...
M.G.- Pues a ver si los políticos se dan cuenta de todo esto porque a todos nos puede tocar una situación complicada, por lo tanto si maltratamos la sanidad, en definitiva nos maltratamos a nosotros mismos.
A.M.- Exactamente.
M.G.- En cuanto al argumento de tu novela te centras en una investigación que intenta dilucidar una mala praxis a la hora de luchar contra el envejecimiento. ¿Por qué tanta preocupación con el tema del envejecimiento? ¿Por qué tanta proliferación de intervenciones de cirugía estética? ¿Es que no nos aceptamos? ¿No aceptamos el paso del tiempo?
A.M.- Supongo que ha influido mucho el culto al cuerpo, la publicidad, el cine,... que nos muestra siempre el modelo perfecto de mujer y de hombre. Tenemos siempre por delante a través de medios audiovisuales la perfección. Esto por un lado. Y por otro lado nos preocupa envejecer porque nos preocupa morir y porque nos preocupa enfermar. Porque si no enfermáramos y no muriéramos, el hecho de envejecer tendría una repercusión relativa pero sabes que después de la arruga viene la enfermedad y después viene la muerte. En ese sentido, creo que estamos en un momento muy interesante en la parte de investigación porque lo que se está pensando hoy en día es que no es suficiente con el rejuvenecimiento superficial de la cirugía o medicina estética, con las infiltraciones, con los rellenos con el bótox o con el ácido hilaurónico, las células madres,... No es suficiente este rejuvenecimiento superficial sino que se ha de ir más allá en el rejuvenecimiento integral, es decir, que tenemos que envejecer con salud. Ahora estamos alargando la vida alargando la enfermedad y eso, por calidad de vida, no nos interesa porque envejecemos mal y aparte, económicamente no es sostenible. Entonces el reto es encontrar la manera de poder envejecer de forma saludable, enlentecer este proceso. Con todos los conocimientos de biología molecular se está llegando a conocer la intimidad del por qué la célula muere, por qué son mortales, cómo se podrían manipular estos sistemas que controlan el envejecimiento y la investigación que se está llevando a cabo es de primera línea. Los investigadores están realmente encontrando fármacos que podrán en poco tiempo, y esto lo digo entre comillas, hablaríamos de unos cinco años, actuar de esta forma fisiológica.
M.G.- Has mencionado una frase que la tengo anotada porque me llamó la atención. Me refiero al hecho de alargar la vida alargando la enfermedad. Nunca me lo había planteado de este modo.
A.M.- Es que hoy en día envejecimiento y enfermedad van super-, están mezcladas, es difícil desvincular las dos cosas. Envejecer quiere decir normalmente sufrir enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, artrosis,... La idea es separar las dos cosas, es decir, que envejecer no quiera decir por fuerza enfermar sino que se pueda envejecer, vivir una vida activa en todos los sentidos hasta que llegara un momento que te murieras porque fisiológicamente el cuerpo ya no da más de sí, pero no por una enfermedad crónica que hayas ido arrastrando en los últimos veinte años de tu vida que es lo que está pasando ahora.
M.G.- Y no con padecimiento quizás, ¿no?
A.L.- Claro, sin haber padecido, sin hacer sufrir a tu familia,... En fin, todo eso que sabemos que pasa.
M.G.- En cuanto a los personajes, Amàlia, el personaje principal es Diana Cladellas, una mujer en vías de ser médico, tan sólo le falta la tesis doctoral. Está casada con un médico que, a pesar de un percance del pasado, goza de mucho prestigio. A lo largo de la novela percibo a una Diana inocente, que cree en la buena voluntad de los demás y que se muestra como un títere en las manos de su marido, ¿no?
A.L.- Yo siempre digo que esta novela es una novela de misterio con dos enigmas. Uno es qué pasa en el hospital, qué actividad irregular, qué terapia se está llevando a cabo,... y el segundo gran enigma es el marido. El marido es el que, en el fondo, preocupa más a Diana. Esta es la parte más agradecida literariamente porque puedes explorar el mundo de la pareja, la dependencia que ella sufre, la influencia que él ejerce sobre ella y el despegue que ella realizará a lo largo de la novela. De ser una persona muy débil al principio, porque de hecho está convaleciente de una depresión y se siente muy protegida por su marido, pasa por un despegue que la conduce hacia una independencia, fortaleza, compromiso,... A mí me conmueve este tipo de personas porque luchan de verdad. Hoy en día hay mucha indiferencia y mucha falta de empatía hacia los problemas ajenos y estas personas, como Diana, que incluso teniendo sus dudas, se lanza y lucha por saber más, poniendo en riesgo todo es el tipo de personas que necesitaríamos.
M.G.- ¿Hay similitudes entre la protagonista Diana Cladellas y su creadora tanto a nivel personal como profesional?
A.M.- Bueno, ella es médico, se traslada a una ciudad diferente de la suya al igual que yo. Mi familia y yo estuvimos ocho años en esa zona precisamente, donde encontré unas ruinas que fue un poco el impulso para escribir esta novela (se refiere al antiguo sanatorio de la Sabinosa junto al mar Mediterráneo, en Tarragona; mencionado en la nota final del libro). El recuerdo de estas ruinas, de este reformatorio junto al mar, una localización tan tétrica pero a la vez preciosa,... supone un lugar idóneo para la construcción del Hospital del Mediterráneo que figura en la novela... De ahí que surgiera la idea.
Por lo tanto tengo esta experiencia de cambio de vida al igual que Diana, soy mujer de cirujano, aparte de hija de cirujano, soy médico, soy investigadora... Claro las vidas siempre son paralelas. Los investigadores siempre tenemos esos problemas de estabilización e igualmente Diana sufre mucho por su estabilización porque lleva muchos años sin poder leer la tesis doctoral y se ha convertido en una becaria cronificada y el sentimiento que ella siente de inseguridad en investigación lo tienes continuamente. Y sí, hay similitudes, lo que pasa es que imaginar que yo me pueda encontrar en esa aventura que ella vive es el trabajo creativo que tienes que realizar.
M.G.- En tu novela, que consta de algo más de 400 páginas, haces uso con bastante frecuencia de terminología médica. ¿Eres consciente de que el lector puede encontrar un pequeño escollo con estos términos?
A.L.- He intentado minimizar el uso de la terminología técnica y médica al máximo pero también creo que es un valor añadido. No creo que afecte demasiado. Si lo sacas por contexto, bien y si no, pues tampoco pasa nada.
M.G.- No, la verdad es que no pasa nada porque no se pierde el hilo de la narración en ningún momento.
A.L.- Yo siempre digo que es una novela novela y creo que vale la pena remarcarlo en el sentido de que la medicina y la investigación sólo son un escenario, una ambientación, interesante porque son temáticas que no conocemos. Pero la novela trata de relaciones humanas conflictivas llevadas al máximo nivel porque en los contextos hospitalarios se dan la vida, la enfermedad y la muerte. En este caso tenemos de todo, las envidias, las traiciones, el amor, el sexo,... es decir, todas las pasiones en un contexto hospitalario que es como una miniaturización de la sociedad.
M.G.- El final me ha gustado mucho. Creo que es bastante satisfactorio. Pienso que tu novela nos ofrece un suspense continuado a nivel medio pero en los últimos capítulos pegas un subidón que engancha mucho. Este punto de inflexión en los últimos capítulos ¿lo haces de forma intencionada o sale así?
A.L.- No, todo está pensado. Yo siempre digo que hay escritores de brújula y escritores de mapa. Los de brújula son muy intuitivos y van escribiendo sobre la marcha. Los de mapa son muy planificadores. Yo soy de plano. La estructura de mi novela está muy pensada para ir aumentando la tensión de capítulo a capítulo y enlazando enigmas que se van solventando conforme avanzas en la lectura. Este fue uno de los atractivos para mí a la hora de escribir la novela porque exigía un grado de planificación muy elevado y complejo, por enlazar el encaje de piezas con un grado de tensión creciente. Aparte tenía que sumar todas las temáticas: el amor, la medicina,... Todo está muy calculado. Me ha gustado mucho trabajar la novela y me ha costado más que la primera. Aquella era mucho más emocional. Esta es más profesional, me la he tomado con más frialdad a la hora de estudiar la estructura.
M.G.- ¿Por qué Diana lee a Harold Pinter? ¿Es tu autor de cabecera?
A.L.- Es un autor que descubrí hace poco. Lo encontré muy inteligente y creo trabaja muy bien los diálogos. A mí me preocupan mucho los diálogos. Los diálogos suelen esponjar la novela, relajan al lector y me relajan a mí, como escritora, especialmente en esta novela con tanta tensión, y Harold Pinter es muy bueno en los diálogos.
M.G.- Amàlia, ¿hay nueva novela a la vista?
A.L.- Sí, la próxima la tengo ya documentada. He hecho los contactos y me gustaría que el protagonista fuera un hombre. Para mí es un reto meterme en la piel de un hombre. La parte científica serán las bases neurológicas y cerebrales de las conductas antisociales porque me parece muy interesante. Me encanta documentarme en esos temas porque yo disfruto también al descubrir temáticas que yo no trabajo. Es muy interesante descubrir cómo se explica la maldad a nivel biológico y qué es lo que falla en esas personas. El tema irá más o menos por ahí y la idea es que la protagonice un hombre porque como será malo... (risas).
M.G.- Esperaremos tu próxima novela entonces. Te deseo mucha suerte y te agradezco este ratito que nos has dedicado.
A.L.- Gracias a vosotros.
Y hasta aquí la entrevista que nos concedió tan amablemente Amàlia Lafuente para hablarnos de su nueva novela. Espero que os haya parecido interesante.
M.G.- ¿Pero tienes intención de adentrarte en otros entornos que no sean el sanitario?
A.L.- No.
M.G.- Este es el entorno que tú conoces y el que quieres manejar, ¿no?
A.L.- Sí, ese, porque seguro que es lo que haré mejor. Es lo que conozco más y no tengo tiempo de documentarme en otras áreas. En cambio aquí lo tengo fácil, bien porque yo entiendo de esa temática o bien porque tengo compañeros, colegas que me van a ayudar y que además están encantados de ayudarme. Es un problema de conocimiento y también de comodidad, las dos cosas. Hablando claro, no tengo tiempo para escribir novela histórica o de viajes, por ejemplo.
M.G.- Cualquier otro ámbito que sea más desconocido para ti y no este que es el conoces perfectamente bien.
A.L.- Claro, claro... Sé que en este tema puedo contribuir en algo donde la literatura es deficitaria. En nuestro país no hay mucha gente que escriba dentro de este área, sin embargo en otras hay muchos escritores.
M.G.- En Terapia de riesgo nos planteas un thriller en el que tienen cabida las irregularidades médicas con fines lucrativos, los diagnósticos falsos como negocios, las fundaciones que son tapaderas,... Nos ofreces una visión del lado oscuro de la sanidad. A mí tu novela me ha producido mucho vértigo porque yo confío plenamente en el sistema sanitario español. Entiendo que todo lo que cuentas es ficción porque además lo aclaras en la Nota de la autora pero claro siempre te queda la duda. ¿Se dan los casos que planteas en tu novela en el sistema sanitario?
A.L.- A ver. Yo soy médico, mi marido es médico, me trato todos los días con médicos y yo confío muchísimo en la honestidad de los médicos y en la calidad del sistema sanitario. Eso vaya por delante. Pero cuando uno tiene que escribir una novela tiene que buscar conflictos y tiene que buscar personajes negativos que generen esos conflictos porque de otro modo no te sale la novela. Si yo escribo una novela con médicos buenos y santos no me va a salir una novela atractiva. Entonces tienes que echar mano de esos personajes y de esos conflictos que realmente hay pero que son minoritarios. Todos sabemos que el personaje del médico interesado y que se mueve con fines lucrativos existe aunque es algo minoritario pero sabemos que están ahí, que son interesados económicamente e igualmente también sabemos que hay médicos otros perfiles negativos, como esos médicos excelsos que sólo se cuidan de las técnicas sofisticadas, que pierden el contacto íntimo con el paciente porque lo que le preocupa más es un promoción personal, el prestigio delante de sus colegas y se pierde el valor intrínseco de la medicina que es el contacto directo con el paciente. Este otro perfil negativo también figura en la novela.
Todos los investigadores somos conscientes de que la ciencia está fundamentada en la confianza en el investigador. Es decir, nosotros cuando presentamos un proyecto de investigación pasa por unos filtros, por unos comités de ética, teóricamente tenemos que presentar un consentimiento firmado a todos los participantes en ese proyecto pero también somos conscientes de que detrás nuestra no hay nadie que nos obligue, no tenemos un policía que nos vigila, por tanto todo se basa en la confianza en el investigador. Asi puedes encontrarte una persona sin escrúpulos que se salte todos los procedimientos, que se salte la veracidad de los resultados y eso cuesta descubrirlo, aún así, en prensa ha habido muchos escándalos de este tipo.
M.G.- Y con tantos recortes en el sistema sanitario, ¿nuestra sanidad goza de buena salud todavía o empieza a resentirse bastante?
A.M.- Yo diría que está en el límite. Las listas de espera están muy priorizadas por diagnósticos. Aquellos que son realmente graves se intenta no retrasarlos mucho pero creo que estamos en el límite para no entrar en un fracaso. Lo que pasa es que estábamos en un nivel de calidad muy alto y posiblemente bajemos el escalón de la calidad. Hacemos una buena medicina pero no al nivel en el que estábamos porque en algunas especializaciones éramos pioneros. Eso es lo que se puede perder...
M.G.- Pues a ver si los políticos se dan cuenta de todo esto porque a todos nos puede tocar una situación complicada, por lo tanto si maltratamos la sanidad, en definitiva nos maltratamos a nosotros mismos.
A.M.- Exactamente.
M.G.- En cuanto al argumento de tu novela te centras en una investigación que intenta dilucidar una mala praxis a la hora de luchar contra el envejecimiento. ¿Por qué tanta preocupación con el tema del envejecimiento? ¿Por qué tanta proliferación de intervenciones de cirugía estética? ¿Es que no nos aceptamos? ¿No aceptamos el paso del tiempo?
A.M.- Supongo que ha influido mucho el culto al cuerpo, la publicidad, el cine,... que nos muestra siempre el modelo perfecto de mujer y de hombre. Tenemos siempre por delante a través de medios audiovisuales la perfección. Esto por un lado. Y por otro lado nos preocupa envejecer porque nos preocupa morir y porque nos preocupa enfermar. Porque si no enfermáramos y no muriéramos, el hecho de envejecer tendría una repercusión relativa pero sabes que después de la arruga viene la enfermedad y después viene la muerte. En ese sentido, creo que estamos en un momento muy interesante en la parte de investigación porque lo que se está pensando hoy en día es que no es suficiente con el rejuvenecimiento superficial de la cirugía o medicina estética, con las infiltraciones, con los rellenos con el bótox o con el ácido hilaurónico, las células madres,... No es suficiente este rejuvenecimiento superficial sino que se ha de ir más allá en el rejuvenecimiento integral, es decir, que tenemos que envejecer con salud. Ahora estamos alargando la vida alargando la enfermedad y eso, por calidad de vida, no nos interesa porque envejecemos mal y aparte, económicamente no es sostenible. Entonces el reto es encontrar la manera de poder envejecer de forma saludable, enlentecer este proceso. Con todos los conocimientos de biología molecular se está llegando a conocer la intimidad del por qué la célula muere, por qué son mortales, cómo se podrían manipular estos sistemas que controlan el envejecimiento y la investigación que se está llevando a cabo es de primera línea. Los investigadores están realmente encontrando fármacos que podrán en poco tiempo, y esto lo digo entre comillas, hablaríamos de unos cinco años, actuar de esta forma fisiológica.
M.G.- Has mencionado una frase que la tengo anotada porque me llamó la atención. Me refiero al hecho de alargar la vida alargando la enfermedad. Nunca me lo había planteado de este modo.
A.M.- Es que hoy en día envejecimiento y enfermedad van super-, están mezcladas, es difícil desvincular las dos cosas. Envejecer quiere decir normalmente sufrir enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, artrosis,... La idea es separar las dos cosas, es decir, que envejecer no quiera decir por fuerza enfermar sino que se pueda envejecer, vivir una vida activa en todos los sentidos hasta que llegara un momento que te murieras porque fisiológicamente el cuerpo ya no da más de sí, pero no por una enfermedad crónica que hayas ido arrastrando en los últimos veinte años de tu vida que es lo que está pasando ahora.
M.G.- Y no con padecimiento quizás, ¿no?
A.L.- Claro, sin haber padecido, sin hacer sufrir a tu familia,... En fin, todo eso que sabemos que pasa.
M.G.- En cuanto a los personajes, Amàlia, el personaje principal es Diana Cladellas, una mujer en vías de ser médico, tan sólo le falta la tesis doctoral. Está casada con un médico que, a pesar de un percance del pasado, goza de mucho prestigio. A lo largo de la novela percibo a una Diana inocente, que cree en la buena voluntad de los demás y que se muestra como un títere en las manos de su marido, ¿no?
A.L.- Yo siempre digo que esta novela es una novela de misterio con dos enigmas. Uno es qué pasa en el hospital, qué actividad irregular, qué terapia se está llevando a cabo,... y el segundo gran enigma es el marido. El marido es el que, en el fondo, preocupa más a Diana. Esta es la parte más agradecida literariamente porque puedes explorar el mundo de la pareja, la dependencia que ella sufre, la influencia que él ejerce sobre ella y el despegue que ella realizará a lo largo de la novela. De ser una persona muy débil al principio, porque de hecho está convaleciente de una depresión y se siente muy protegida por su marido, pasa por un despegue que la conduce hacia una independencia, fortaleza, compromiso,... A mí me conmueve este tipo de personas porque luchan de verdad. Hoy en día hay mucha indiferencia y mucha falta de empatía hacia los problemas ajenos y estas personas, como Diana, que incluso teniendo sus dudas, se lanza y lucha por saber más, poniendo en riesgo todo es el tipo de personas que necesitaríamos.
M.G.- ¿Hay similitudes entre la protagonista Diana Cladellas y su creadora tanto a nivel personal como profesional?
A.M.- Bueno, ella es médico, se traslada a una ciudad diferente de la suya al igual que yo. Mi familia y yo estuvimos ocho años en esa zona precisamente, donde encontré unas ruinas que fue un poco el impulso para escribir esta novela (se refiere al antiguo sanatorio de la Sabinosa junto al mar Mediterráneo, en Tarragona; mencionado en la nota final del libro). El recuerdo de estas ruinas, de este reformatorio junto al mar, una localización tan tétrica pero a la vez preciosa,... supone un lugar idóneo para la construcción del Hospital del Mediterráneo que figura en la novela... De ahí que surgiera la idea.
Por lo tanto tengo esta experiencia de cambio de vida al igual que Diana, soy mujer de cirujano, aparte de hija de cirujano, soy médico, soy investigadora... Claro las vidas siempre son paralelas. Los investigadores siempre tenemos esos problemas de estabilización e igualmente Diana sufre mucho por su estabilización porque lleva muchos años sin poder leer la tesis doctoral y se ha convertido en una becaria cronificada y el sentimiento que ella siente de inseguridad en investigación lo tienes continuamente. Y sí, hay similitudes, lo que pasa es que imaginar que yo me pueda encontrar en esa aventura que ella vive es el trabajo creativo que tienes que realizar.
M.G.- En tu novela, que consta de algo más de 400 páginas, haces uso con bastante frecuencia de terminología médica. ¿Eres consciente de que el lector puede encontrar un pequeño escollo con estos términos?
A.L.- He intentado minimizar el uso de la terminología técnica y médica al máximo pero también creo que es un valor añadido. No creo que afecte demasiado. Si lo sacas por contexto, bien y si no, pues tampoco pasa nada.
M.G.- No, la verdad es que no pasa nada porque no se pierde el hilo de la narración en ningún momento.
A.L.- Yo siempre digo que es una novela novela y creo que vale la pena remarcarlo en el sentido de que la medicina y la investigación sólo son un escenario, una ambientación, interesante porque son temáticas que no conocemos. Pero la novela trata de relaciones humanas conflictivas llevadas al máximo nivel porque en los contextos hospitalarios se dan la vida, la enfermedad y la muerte. En este caso tenemos de todo, las envidias, las traiciones, el amor, el sexo,... es decir, todas las pasiones en un contexto hospitalario que es como una miniaturización de la sociedad.
M.G.- El final me ha gustado mucho. Creo que es bastante satisfactorio. Pienso que tu novela nos ofrece un suspense continuado a nivel medio pero en los últimos capítulos pegas un subidón que engancha mucho. Este punto de inflexión en los últimos capítulos ¿lo haces de forma intencionada o sale así?
A.L.- No, todo está pensado. Yo siempre digo que hay escritores de brújula y escritores de mapa. Los de brújula son muy intuitivos y van escribiendo sobre la marcha. Los de mapa son muy planificadores. Yo soy de plano. La estructura de mi novela está muy pensada para ir aumentando la tensión de capítulo a capítulo y enlazando enigmas que se van solventando conforme avanzas en la lectura. Este fue uno de los atractivos para mí a la hora de escribir la novela porque exigía un grado de planificación muy elevado y complejo, por enlazar el encaje de piezas con un grado de tensión creciente. Aparte tenía que sumar todas las temáticas: el amor, la medicina,... Todo está muy calculado. Me ha gustado mucho trabajar la novela y me ha costado más que la primera. Aquella era mucho más emocional. Esta es más profesional, me la he tomado con más frialdad a la hora de estudiar la estructura.
M.G.- ¿Por qué Diana lee a Harold Pinter? ¿Es tu autor de cabecera?
A.L.- Es un autor que descubrí hace poco. Lo encontré muy inteligente y creo trabaja muy bien los diálogos. A mí me preocupan mucho los diálogos. Los diálogos suelen esponjar la novela, relajan al lector y me relajan a mí, como escritora, especialmente en esta novela con tanta tensión, y Harold Pinter es muy bueno en los diálogos.
M.G.- Amàlia, ¿hay nueva novela a la vista?
A.L.- Sí, la próxima la tengo ya documentada. He hecho los contactos y me gustaría que el protagonista fuera un hombre. Para mí es un reto meterme en la piel de un hombre. La parte científica serán las bases neurológicas y cerebrales de las conductas antisociales porque me parece muy interesante. Me encanta documentarme en esos temas porque yo disfruto también al descubrir temáticas que yo no trabajo. Es muy interesante descubrir cómo se explica la maldad a nivel biológico y qué es lo que falla en esas personas. El tema irá más o menos por ahí y la idea es que la protagonice un hombre porque como será malo... (risas).
M.G.- Esperaremos tu próxima novela entonces. Te deseo mucha suerte y te agradezco este ratito que nos has dedicado.
A.L.- Gracias a vosotros.
Y hasta aquí la entrevista que nos concedió tan amablemente Amàlia Lafuente para hablarnos de su nueva novela. Espero que os haya parecido interesante.
Gracias por la entrevista
ResponderEliminarPues no la conocía, pero los libros de intriga hospitalaria siempre me han gustado, quizás por que me recuerdan a Robin Cook, que me encanta! Una estupenda entrevista. Intentaré buscar algo del autor que mencionáis, Harold Pinter, al que tampoco conozco ;)
ResponderEliminarBesos y gracias!!
Esa futura novela me gusta de partida. Una entrevista estupenda como siempre. Me quedo con esa reflexión sobre el envejecimiento en enfermedad o en salud, me ha parecido curiosa esa respuesta en concreto y lo que "vaticina".
ResponderEliminarUn beso Marisa
Después de leer la entrevista me han entrado más ganas de conocer a la autora y su obra,
ResponderEliminarbesucus
Indignante lo de los recortes. Bueno, gracias por acercarnos a la autora con todo lujo de detalles. Un besote!
ResponderEliminarUna entrevista muy completa e interesante como siempre, gracias por acercarnos a una autora que al menos yo no conocía
ResponderEliminarbesos
Una entrevista muy interesante, besotes
ResponderEliminarInteresantísima entrevista, como siempre, tocando aspectos sobre cómo llegóa a ser escritora y sobre la obra en particular. Un beso marisa :)
ResponderEliminarSabía que la autora me iba a gustar, lo malo es que por motivos personales el thriller hospitalario no me va mucho. Dentro de unos meses, puede. Eso sí, me alegro mucho de que haya representación española en el género. Besos
ResponderEliminarTe veo genial , que dominio y el fotógrafo de arte
ResponderEliminarMuchas gracias por esta fantástica entrevista! Me ha gustado conocer a esta autora.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy interesante lo que nos cuenta Amàlia, yo también me quedo con esas reflexiones sobre el envejecimiento y esos tratamientos que surgen un poco a la par. Me quedo más tranquilo sabiendo que no toda la ficción se traslada aquí a la realidad, y con ganas de esa nueva novela. Creo que la premisa de la que parte me llama más que esta aún.
ResponderEliminarGracias por la entrevista, Marisa. Un beso!
Una entrevista muy interesante gracias por presentarnos a la autora y a su libro, un beso
ResponderEliminarEnhorabuena por la entrevista! Muy interesante y me encanta que la autora no quiera salirse del plano sanitario, no hay como conocer bien un mundo para saberlo enseñar y recrear.
ResponderEliminarBesotes
Gracias por la entrevista!!!
ResponderEliminarSaludoss ;-)
Gracias a tod@s por vuestros comentarios. Pediros disculpas por no contestar a todos los comentarios y encima hacerlo tan tarde pero el tiempo apremia y a mí me faltan horas al día. Espero que sepáis disculparme. Besos.
ResponderEliminar¡Qué pasada de entrevista! Me ha encantado, mil gracias por enviarme el enlace. ¡Un besito y hasta la próxima entrada! Mo-
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