Autor
Jerónimo Tristante nació en Murcia en 1969. En 2001 publicó su primera novela, Crónica de Jufré. Posteriormente, en 2004, vio la luz El rojo en el azul. En 2007, alcanzó el favor del gran público con El Misterio de la Casa Aranda, primera novela de una saga que recoge las aventuras de Víctor Ros. Después vieron la luz El Caso de la Viuda Negra, la segunda de las aventuras del detective extremeño, y El Tesoro de los nazareos.
En 2009 publica 1969 y en 2010 El enigma de la calle Calabria, último volumen protagonizado por Víctor Ros. En 2011 Plaza & Janés publicó su novela El valle de las sombras. En digital se han reeditado El rojo en el azul, Crónica de Jufré y publicado la novela inédita Océanos de tiempo, primer volumen de la trilogía "Los diarios diarios secretos del doctor Décimus Lenoir". Ha sido traducido al italiano, al francés y al polaco.
Sinopsis
El detective privado Víctor Ros, es contratado para descubrir al culpable del asesinato de Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial de Oviedo.
Una peligrosa asesina fugada. Un joven muerto en extrañas circunstancias. Una familia repleta de secretos. Un pasado oscuro y una traición. Por fin un caso que pondrá a prueba el talento del detective más carismático e inteligente del siglo XIX, Víctor Ros.
Suiza, 1882. Bárbara Miranda, una psicópata custodiada por el Sello de Brandenburgo, escapa de su celda y desaparece.
Oviedo, un año después. Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial, aparece asesinado delante de la verja de acceso a la Casa Férez. Para desesperación de las fuerzas del orden de la ciudad, no dejan de aparecer sospechosos del asesinato del joven, y el juez encargado del sumario, Agustín Casamajó, incapaz de encontrar al verdadero culpable, decide llamar a su gran amigo y famoso detective, Víctor Ros. Pero el caso no será fácil para él: tendrá que evitar las trampas que le colocarán en su camino las personas que menos espera, y se encontrará con un amor del pasado al que traicionó en su juventud.
Víctor Ros, con la ayuda de su hijo adoptivo y de su perspicaz esposa, ¿encontrará al culpable y evitará más muertes? ¿Podrá salir airoso del caso más peligroso de su vida? O por el contrario, ¿seremos testigos de su última noche?
Editorial Plaza & Janés.
El hotel Vincci la Rábida se encuentra enclavado en una antigua casa palacio del siglo XVIII, ubicada en la calle Castelar, verdadero centro neurálgico de la ciudad de Sevilla. Nada más entrar encuentras un patio porticado con una fuente en medio cuyo gorgoteo recrea un ambiente fresco y relajante, idóneo para estos días en los que el calor ya comienza a hacer acto de presencia.
En aquel patio y en actitud relajada, me encontré a Jerónimo Tristante, un igual en cuanto a edad se refiere. Un autor joven, simpático, moderno y actual aunque sus novelas siempre transcurren en tiempos pasados.
Marisa G.- Buenos días Jerónimo. Antes de empezar quisiera darte las gracias por recibirnos y tener la amabilidad de contestar a estas preguntas.
Jerónimo T.- Un placer.
M.G.- Leyendo tu biografía me encuentro con que eres profesor de Biología en un instituto. Me resulta curiosa esta combinación de ciencias y letras. ¿Estamos ante un biólogo en la piel de un escritor o viceversa? ¿Qué faceta te gusta más?
J.T.- Pues soy las dos cosas. De todas maneras no es sorprendente. Los alumnos de segundo de bachillerato de ciencias son los que tienen mejores notas en lenguas porque el uso del idioma y la sintaxis, a fin de cuentas, es una suerte de matemáticas, se trata de combinar palabras. Por ejemplo, en el caso de la novela policíaca, hay que crear tramas que tienen que ir encajando. Así que está más relacionado de lo que parece. Lo que ocurre es que a mí me relaja mucho hacer algo distinto a mi trabajo. Necesito siempre cambiar y hacer cosas distintas, escribir por ejemplo sobre la Edad Media, sobre el Temple, la División Azul,...
M.G.- La última noche de Víctor Ros es la cuarta entrega de las aventuras de este detective, en el que de nuevo tiene que hacer frente a muchas incógnitas y misterios. La trama se desarrolla en el siglo XIX. ¿Por qué un detective decimonónico? ¿Sientes predilección por esa época?
J.T.- Bueno, yo es que todas las novelas que escribo las ambiento siempre en otra época porque la actual me resulta muy aburrida como lector y como cuentacuentos también. Me gustaría tener una máquina del tiempo y poder viajar al pasado. Como no la tengo me la fabrico adrede con las novelas que escribo. Voy alternando novelas de otra temática con las de Víctor Ros pero siempre me muevo en la línea del tiempo. En concreto hay épocas que me llaman mucho la atención. No sé si porque será real la teoría esa de la reencarnación, probablemente, pero me gusta muchísimo esos momentos que combinan lo neardental con lo moderno, la Edad Media, el siglo XIX, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial,... Especialmente me gusta mucho el siglo XIX, sobre todo me gusta porque soy muy lector de los escritores que escribían en folletín como Dumas, Doyle, Wilkie Collins, Nelson Dickens,... Entonces, con esta novela quise hacer un homenaje a esa literatura en folletín, que además era una literatura de masas. Aquellos autores realmente hacían leer a la gente sencilla, a la gente de la calle, que es lo que yo pretendo hacer. Yo lo que quiero es que me lea mucha gente y que disfruten con mis novelas, más aún en una sociedad en la que lee poca gente. Yo no quiero ganar un premio Nobel, ni me hace ilusión que me pongan bien en el Babel. Lo que yo quiero es que me lean cajeras de supermercado, mecánicos,... porque necesitamos que la gente lea. En ese sentido, es lo que hacían los autores de aquella época y por eso el irme al siglo XIX y el tomar este tono folletinesco en homenaje a Holmes.
M.G.- Pues precisamente Holmes tiene mucho que ver en la siguiente pregunta. Víctor Ros es un detective infalible, muy perspicaz, muy observador y detallista. En su proceder recuerda mucho a estos otros detectives tan famosos entre los que destaca Sherlock Holmes, ¿no?
J.T.- Sí, esta última novela es la más "holmesiana" de las cuatro. La última fue, digamos, la más gore, pero con esta última he querido retomar un tono más amable, más blanco,... el de las primeras novelas de Víctor Ros que gustaron mucho a los lectores. Así que bueno, es un homenaje a Holmes sí, sólo que Ros no se parece a Holmes en muchas cosas porque él es un hijo del arroyo, era un pequeño delincuente de joven, se crió en la Latina, se ha hecho a sí mismo, intenta cambiar la sociedad en la que vive,... sin embargo sí se parece en el uso del racionamiento lógico deductivo, en su capacidad de observación, en que juega con las personas. Y luego, las novelas de Víctor Ros, también tienen un componente muy bonito que gusta mucho entre los lectores, y es que se trata de un C.S.I. del siglo XIX.
M.G.- Y hablando de homenajes y teniendo en cuenta que este nuevo caso transcurre en Oviedo es inevitable pensar en la Vetusta de Clarín, una idea que posteriormente se refuerza con la efímera aparición de Víctor Quintanar y Ana Ozores. ¿Estamos también ante un homenaje a La Regenta y a Clarín?
J.T.- Sí, sí es un homenaje claro. Nosotros, tanto yo como mis amigos escritores, hacemos cada vez más guiños de este estilo. Por ejemplo, yo saco muchísimos amigos míos en mis novelas, a compañeros del instituto, a amigos periodistas,.. a veces uso personajes que se parecen mucho a ellos y esto es algo que les divierte. Cada día hacemos más este tipo de cosas en las novelas, estos pequeños juegos entre nosotros, cameos,... Y entonces me pareció un detalle bonito el que apareciera Ana Ozores dando un paseo o que Víctor Quintanar estuviera en el casino. En las novelas de Víctor Ros me voy moviendo por distintas ciudades. Por ejemplo, con la primera novela que publiqué, El misterio de la casa Aranda, que transcurre en Madrid, vino a verme un lector para una firma y me comentó que esa novela le parecía "holmesiana" y galdosiana y claro, yo me puse super contento, porque si tú escribes sobre Madrid en el siglo XIX se tiene que parecer a Galdós, ya que al fin y al cabo, estás contando la misma ciudad.
Otro ejemplo, en El enigma de la calle Calabria, que transcurre en Barcelona en el siglo XIX, me ocurrió que hubo momentos en los que releía lo escrito y lo tenía que cambiar porque se parecía mucho a La ciudad de los prodigios. Si estoy describiendo los poblados chabolistas o contando la Barcelona del Liceo, de la alta burguesía catalana,... pues en cierto sentido se tiene que parecer y con Vetusta pasa lo mismo.
M.G.- En mi caso, es la primera novela que leo sobre el detective Víctor Ros, aún existiendo aventuras anteriores, ¿tú crees que es un handicap no haber leído las obras anteriores para leer esta nueva novela?
J.T.- No, no, en absoluto. Las sagas policiacas siempre están concebidas por parte del autor como novelas independientes. Esto está pensado así a propósito para que cualquier lector pueda incorporarse a la serie cuando quiera. Lo que ocurre es que ahí aparecen los tipos de cuentacuentos que tú utilizas para interesar al lector por si quiere saber más del personaje y quiere retrotraerse. Por ese motivo, siempre hay alusiones a las novelas anteriores. Cuando conectas con el detective que es el objetivo de una saga policíaca, el lector siente la necesidad de leer más sobre el personaje. Pero en este tipo de novelas siempre hay un planteamiento introductorio en el que se presenta al personaje para que el lector nuevo conozca cuáles son sus características, cómo actúa, cómo razona,... Por eso, en esta novela, Víctor resuelve un pequeño caso de estafa al inicio del libro y luego comienza el desarrollo del verdadero caso.
M.G.- El personaje de Clara Alvear (esposa de Víctor Ros) asoma poco por esta novela pero cuando lo hace adquiere un gran protagonismo. Ella utiliza el mismo pensamiento deductivo que su marido. ¿Suele aparecer este personaje en los anteriores casos de Víctor Ros?
J.T.- Yo llevaba ya un tiempo pensando en la posibilidad de que Clara Alvear tomara la cámara y cogiera las riendas de alguna investigación en el lugar de Víctor. En las otras entregas, aunque ella es de origen noble, Clara desempeña el papel de una mujer sufragista, una mujer con una mentalidad muy moderna, muy abierta y que le crea muchos problemas al marido. En alguna ocasión se ha ido al Congreso y le ha tirado pintura roja a los Diputados y claro, con un marido policía que ve como su mujer acaba a veces en el cuartelillo, pues a Ros este tipo de comportamiento le va generando muchos problemas.
Cuando él la conoce en la primera novela, se sorprende mucho porque ella es una chica joven pero muy leída y que muestra mucho interés por los casos policíacos de Víctor. En esta última novela, vemos incluso como Ros le consulta cosas y así consigo que ella forme parte más activa en la resolución del caso.
De igual modo voy haciendo creer a Eduardo (el hijo de Víctor), que es un pilluelo que Ros adoptó en la novela anterior. En la primera novela, supimos que Víctor Ros fue rescatado de la calle por otro policía - Armando- que vió que él tenía un gran potencial y lo reconvirtió a la labor policial. Pues con Eduardo, Víctor se siente obligado a hacer lo mismo y además en un personaje que lo ayuda mucho. En las novelas anteriores o en esta última a través de Eduardo, Ros se sirve mucho de los pilluelos que se mezclan con el escenario para escuchar, consiguiendo así mucha información. Con este recurso también hago un homenaje a los irregulares de Backer Street de Holmes, que son sus ojos y sus oídos en los casos que resuelve.
M.G.- Introduces en esta novela el tema de la homosexualidad. ¿Cómo se te ocurre esta idea?
J.T.- La novela policíaca con ambientación histórica te permite tratar este tipo de temas en muchas ocasiones. Por ejemplo, en otra novelas de Víctor Ros introduzco el tema de la prostitución o el de las domésticas, que eran chicas de provincias que iban a servir a los señores y al final terminaban embarazadas convirtiéndose así en unas arrastradas en aquel Madrid del siglo XIX. De igual modo, el tema de la homosexualidad es un tema muy controvertido, absolutamente tabú,... Es un tema que también trato muy en profundidad en mi novela 1969, en la que el personaje es un chapero que va huyendo. Me tuve que documentar mucho sobre cómo era la homosexualidad en la época del franquismo y cuento en esa novela la existencia de cárceles en Extremadura para homosexuales activos por un lado y pasivos por otro porque los separaban,... En fin, son temas que me resultan interesantes y me parece bonito tener un recuerdo para aquellos desposeídos, aquellos parias del sistema.
En esta última novela, el hecho de que un personaje sea homosexual ya le hace parecer como posible culpable porque ten en cuenta que estamos hablando de una época en la que había un determinismo social bestial. Si nacías pobre, morías pobre seguro. Si eras homosexual, como te vieran metido en alguna movida, te la cargabas.
Otro tema interesante que trato en esta última entrega de Víctor Ros es la frenología. Ellos pensaban que según el tamaño del cráneo y la forma del mismo podías estar predispuesto al delito. En definitiva, todas estas cosas han gozado de predicamento hasta casi bien entrado el siglo XX.
M.G.- Como contrapunto a la trama detectivesca, desarrollas una historia amorosa y tierna entre dos jovenzuelos, Eduardo y Julia (la "fregona" de la posada). ¿Intentabas darle un toque romántico a la novela?
J.T.- Las novelas de Víctor son, como he dicho, un homenaje al folletín y por tanto tienen una visión maniquea del mundo, como la que tenían ellos. Los buenos son buenos y los malos son malos, y siempre tiene que haber como una especie de moraleja. Como en este caso estoy homenajeando ese tipo de literatura, pues siempre me gusta incluir estas historias en las que alguien mejor situado ayuda al otro, aunque me alejo un poco de la realidad porque nadie se preocupaba de los niños de la calle, de los huérfanos. Era raro que alguien prestara ayuda y aunque sea una excepción a la regla, sí es una historia muy bonita y me pareció bien incluirla.
M.G.- El diálogo tiene un papel predominante en esta novela, tanto es así que su lectura es muy ágil, prácticamente se lee sola. ¿El uso del diálogo es un recurso recurrente en tus libros?
J.T.- Sí. Yo pertenezco a una generación de escritores que hemos crecido inmersos en la cultura audiovisual. Hemos tenido vídeos, grabábamos programas, teníamos ordenador, jugábamos con los videojuegos,... y por tanto yo ya no percibo el cine como una amenaza, como le puede ocurrir a los autores de la generación anterior. Hay muchas películas y series basadas en novelas pero también hay novelas que cogen cosas de películas. Así que nosotros no vemos competencia alguna, sino que todo forma parte de un gran puzle en el que está la novela, el cine, la televisión, los videojuegos,... Al fin y al cabo todas son formas de contar historias. Todo esto se nota en nuestra forma de narrar. A mí me han dicho desde el principio que mis novelas son muy cinematográficas y eso para mí es un piropo muy grande. Sin embargo, hay compañeros míos que le dices eso y los matas, pero a mí me encanta porque eso quiere decir que el lector se ha hecho una imagen real de Víctor y el contexto.
Intento contar las cosas de manera dinámica, evitando descripciones farragosas y por eso hago mucho uso del diálogo porque creo que el lector lo entiende mejor así. Además, en las novelas policíacas tienes que ir haciendo repasos de vez en cuando para que lector no se despiste y unas veces lo haces a través de una carta, otras a través de un diálogo,... Son estrategias de cuentacuentos para lograr que la narración sea lo más fluida posible pero derivo en esto porque soy hijo de la cultura cinematográfica y televisiva y esto se tiene que notar de un modo u otro.
M.G.- El título elegido para esta última novela suena a trágico final para Víctor Ros. ¿Acabará mal este detective?
J.T.- Pues es otro truco más de cuentacuentos. El título se le ocurrió a mi editora. Cuando leyó la novela le encantó, lo pasó muy bien y pensamos que como Víctor Ros lo pasa muy mal en esta novela y vive situaciones muy chungas, pues me pareció un buen título porque provoca mucho suspense. Pero mejor no contar más sobre el final porque para saber qué le ocurre o si seguiremos teniendo más entregas de Víctor, hay que leer la novela.
De todos modos, sí te adelanto que vamos a rodar una serie para Televisión Española. Se empezará a rodar en septiembre aunque esta novela no está incluida, sólo las tres primeras. La productora encargada es New Atlantis y están ya cerrando castings. Se supone que se estrena en el primer semestre de 2014.
M.G.- Pero, ¿se sabe ya qué actor hará el papel de Víctor Ros?
J.T.- No, aún no. Se había elegido a un actor pero al final no lo va a hacer, así que está la cosa en el aire y entre un par de actores. Para mí es un paso muy importante que el personaje trascienda de lo literario a lo audiovisual. Se hizo un trailer con el primer actor que iba a interpretar al protagonista y para mí fue muy emocionante verlo. Ver a un personaje que has creado tú, en tu despacho, escribiendo tú solo, porque claro, nuestro oficio es muy solitario, lo que escribes no sabes si se va a publicar, y si se publica tampoco sabes si va a tener demanda,... y de ahí a verlo encarnado en persona física pues es muy emocionante.
M.G.- Entonces Víctor Ros sigue la trayectoria de Salvo Montalbano, el detective de Andrea Camilleri, del que también están ahora emitiendo una serie en la 2 de TVE, ¿no?
J.T.- Mira tener una serie protagonizada por un detective es muy agradecido porque te permite alternar con otras obras, cambiando de temática, me puedo mover en la línea del tiempo. Por ejemplo, yo tengo una novela sobre el Temple, una ambientada en Murcia cuando llegaron los cristianos, tengo otra novela dedicada a la División Azul, otra centrada en mi ciudad en la época del franquismo, otra ambientada en la construcción del Valle de los Caídos,... así me voy moviendo, tratando distintos temas que me interesan y eso lo voy alternando con Víctor Ros y es muy relajante volver a retomar la saga con personajes que ya conoces. De todos modos, cada novela es un gran esfuerzo porque con esta última me tuve que documentar sobre Oviedo en el siglo XIX pero bueno, es muy agradecido. Y sobre la serie de televisión pues me hace mucha ilusión. Son vehículos distintos, cambiamos algunas cosas porque no se puede contar igual en televisión que en un libro pero bueno es interesante, sin duda.
M.G.- Y ahora que has hecho referencia a la documentación me he fijado que dedicas el libro a Ana María Herrero Montero, quien, al parecer, te ha ayudado a viajar a esa Oviedo del siglo XIX. ¿Te ha costado mucho trabajo? ¿Cómo ha sido ese viaje?
J.T.- En realidad le dedico el libro a mi hija María y lo de Ana María es más un agradecimiento. Esta chica es la jefa del Archivo Municipal de Oviedo que me ayudó muchísimo. Los archiveros y bibliotecarios tienen un mérito tremendo porque ahora en internet encuentras mucha información fiable, también hay muchísima documentación digitalizada, hay hemerotecas que puedes consultar desde casa, pero al margen también necesitas la ayuda de los archiveros y bibliotecarios. Entonces esta chica me facilitó mucha documentación, planos de la ciudad digitalizados,... En fin que es un trabajo que tiene mucho mérito porque el papel es algo fungible, se estropea y ellos transforman toda esa información en material digital para su conservación. Creo que estas personas están haciendo un trabajo comparable a la que hacían los antiguos amanuenses.
M.G.- Y de todas tus obras anteriores, al margen de la saga de Víctor Ros, ¿recomiendas alguna en particular?
J.T.- No, con las novelas pasa como con los hijos que son todas tuyas. Cada una tiene su momento, sus cosas positivas, sus disgustos, porque las novelas también te dan disgustos como los hijos, pero yo las quiero a todas por igual.
M.G.- Has comentado anteriormente que publicaste una obra titulada 1969 que es precisamente el año en el que naciste, ¿de qué trata esta novela?
J.T.- Pues quise hacer un viaje en el tiempo a mi ciudad, al año en el que nací para ver cómo era. En relación con un paisaje muy peculiar que hay en Murcia, se me ocurrió una trama policíaca de un tema muy gordo y ahí sí que me fui al cliché. En contraste con Víctor Ros que es un personaje muy positivo, algo que sorprende a los lectores de novela negra, Julio Alsina, el protagonista de 1969, es un fracasado que no tiene pelotas ni para ser un alcohólico de whisky o de bourbon. Él es un alcohólico de Licor 43, es un mierda auténtico..., pero es un tío que a lo largo de la novela se redime gracias a su trabajo y al amor porque el amor es lo más bonito que hay, el amor mueve el mundo.
Esa novela tiene también un final muy sorprendente porque siempre hay que cerrar muy bien las novelas y dejar sorprendido al lector. Muchas veces lees una novela extraordinaria de 300 páginas geniales y luego vemos que el autor va a cerrar y no sabe cómo hacerlo. Al final, lo hace mal y deprisa.
M.G.- Totalmente de acuerdo contigo. Y Jerónimo, ya para terminar, tú como lector, ¿eres más de papel o de electrónico?
J.T.- Pues yo soy de papel. De todos modos también tengo un reader. Los medios electrónicos son un recurso muy interesante pero me gusta mucho más el papel. En digital leo muy poco. Lo uso generalmente cuando hago un viaje largo o para leer obras que ya no se encuentran por ningún sitio en papel porque están descatalogadas como es el caso de La muerte: un amanecer de Elisabeth Kubler-Ross o Los astronautas de Yavé de J.J. Benítez. En cualquier caso, prefiero siempre un libro en papel. Ahora estoy enganchado absolutamente a la serie Juego de Tronos y mi hija me regaló Danza de Dragones por Reyes en una edición muy buena, que es una maravilla. O también por ejemplo, Drácula, que es mi novela favorita, tengo la edición de Valdemar que es otra maravilla porque además lleva toda la previa de cómo Bram Stoker escribe la novela, cómo se le ocurrió lo del barco,... En fin que me gusta mucho más el papel. Sin embargo, y al hilo de todo esto, también te comento que tengo una novela publicada sólo en digital que se llama Océanos de tiempo. Los diarios secretos del doctor Décimus Lenoir. Es una novela vampírica, la primera entrega de una trilogía, ambientada en Madrid en 1885 en un momento en el que hubo una epidemia de cólera y murió muchísima gente. Me lo pasé bomba escribiendo esa novela. Pero bueno, retomando tu pregunta, todo tiene su momento y su espacio y no te puedes cerrar a nada.
M.G.- Pues Jerónimo, hasta aquí las preguntas. Te doy las gracias de nuevo por este encuentro tan agradable y por permitir a los lectores conocer un poco más sobre el creador del detective Víctor Ros y sus novelas.
J.T.- Gracias a vosotros. Un placer conoceros.
Hasta aquí llegó esta entrevista que espero os haya gustado. La semana que viene publicaré la reseña de esta nueva novela de Jerónimo Tristante, de la que os adelanto que me ha gustado mucho, hasta tal punto de pretender leer las aventuras anteriores de este detective.
Quiero dar las gracias a María Fernández-Melero de Éride Comunicación por contactar conmigo y darme esta oportunidad.
Saludos,
Jerónimo Tristante nació en Murcia en 1969. En 2001 publicó su primera novela, Crónica de Jufré. Posteriormente, en 2004, vio la luz El rojo en el azul. En 2007, alcanzó el favor del gran público con El Misterio de la Casa Aranda, primera novela de una saga que recoge las aventuras de Víctor Ros. Después vieron la luz El Caso de la Viuda Negra, la segunda de las aventuras del detective extremeño, y El Tesoro de los nazareos.
En 2009 publica 1969 y en 2010 El enigma de la calle Calabria, último volumen protagonizado por Víctor Ros. En 2011 Plaza & Janés publicó su novela El valle de las sombras. En digital se han reeditado El rojo en el azul, Crónica de Jufré y publicado la novela inédita Océanos de tiempo, primer volumen de la trilogía "Los diarios diarios secretos del doctor Décimus Lenoir". Ha sido traducido al italiano, al francés y al polaco.
Sinopsis
El detective privado Víctor Ros, es contratado para descubrir al culpable del asesinato de Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial de Oviedo.
Una peligrosa asesina fugada. Un joven muerto en extrañas circunstancias. Una familia repleta de secretos. Un pasado oscuro y una traición. Por fin un caso que pondrá a prueba el talento del detective más carismático e inteligente del siglo XIX, Víctor Ros.
Suiza, 1882. Bárbara Miranda, una psicópata custodiada por el Sello de Brandenburgo, escapa de su celda y desaparece.
Oviedo, un año después. Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial, aparece asesinado delante de la verja de acceso a la Casa Férez. Para desesperación de las fuerzas del orden de la ciudad, no dejan de aparecer sospechosos del asesinato del joven, y el juez encargado del sumario, Agustín Casamajó, incapaz de encontrar al verdadero culpable, decide llamar a su gran amigo y famoso detective, Víctor Ros. Pero el caso no será fácil para él: tendrá que evitar las trampas que le colocarán en su camino las personas que menos espera, y se encontrará con un amor del pasado al que traicionó en su juventud.
Víctor Ros, con la ayuda de su hijo adoptivo y de su perspicaz esposa, ¿encontrará al culpable y evitará más muertes? ¿Podrá salir airoso del caso más peligroso de su vida? O por el contrario, ¿seremos testigos de su última noche?
Editorial Plaza & Janés.
El hotel Vincci la Rábida se encuentra enclavado en una antigua casa palacio del siglo XVIII, ubicada en la calle Castelar, verdadero centro neurálgico de la ciudad de Sevilla. Nada más entrar encuentras un patio porticado con una fuente en medio cuyo gorgoteo recrea un ambiente fresco y relajante, idóneo para estos días en los que el calor ya comienza a hacer acto de presencia.
En aquel patio y en actitud relajada, me encontré a Jerónimo Tristante, un igual en cuanto a edad se refiere. Un autor joven, simpático, moderno y actual aunque sus novelas siempre transcurren en tiempos pasados.
Marisa G.- Buenos días Jerónimo. Antes de empezar quisiera darte las gracias por recibirnos y tener la amabilidad de contestar a estas preguntas.
Jerónimo T.- Un placer.
M.G.- Leyendo tu biografía me encuentro con que eres profesor de Biología en un instituto. Me resulta curiosa esta combinación de ciencias y letras. ¿Estamos ante un biólogo en la piel de un escritor o viceversa? ¿Qué faceta te gusta más?
M.G.- La última noche de Víctor Ros es la cuarta entrega de las aventuras de este detective, en el que de nuevo tiene que hacer frente a muchas incógnitas y misterios. La trama se desarrolla en el siglo XIX. ¿Por qué un detective decimonónico? ¿Sientes predilección por esa época?
J.T.- Bueno, yo es que todas las novelas que escribo las ambiento siempre en otra época porque la actual me resulta muy aburrida como lector y como cuentacuentos también. Me gustaría tener una máquina del tiempo y poder viajar al pasado. Como no la tengo me la fabrico adrede con las novelas que escribo. Voy alternando novelas de otra temática con las de Víctor Ros pero siempre me muevo en la línea del tiempo. En concreto hay épocas que me llaman mucho la atención. No sé si porque será real la teoría esa de la reencarnación, probablemente, pero me gusta muchísimo esos momentos que combinan lo neardental con lo moderno, la Edad Media, el siglo XIX, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial,... Especialmente me gusta mucho el siglo XIX, sobre todo me gusta porque soy muy lector de los escritores que escribían en folletín como Dumas, Doyle, Wilkie Collins, Nelson Dickens,... Entonces, con esta novela quise hacer un homenaje a esa literatura en folletín, que además era una literatura de masas. Aquellos autores realmente hacían leer a la gente sencilla, a la gente de la calle, que es lo que yo pretendo hacer. Yo lo que quiero es que me lea mucha gente y que disfruten con mis novelas, más aún en una sociedad en la que lee poca gente. Yo no quiero ganar un premio Nobel, ni me hace ilusión que me pongan bien en el Babel. Lo que yo quiero es que me lean cajeras de supermercado, mecánicos,... porque necesitamos que la gente lea. En ese sentido, es lo que hacían los autores de aquella época y por eso el irme al siglo XIX y el tomar este tono folletinesco en homenaje a Holmes.
M.G.- Pues precisamente Holmes tiene mucho que ver en la siguiente pregunta. Víctor Ros es un detective infalible, muy perspicaz, muy observador y detallista. En su proceder recuerda mucho a estos otros detectives tan famosos entre los que destaca Sherlock Holmes, ¿no?
J.T.- Sí, esta última novela es la más "holmesiana" de las cuatro. La última fue, digamos, la más gore, pero con esta última he querido retomar un tono más amable, más blanco,... el de las primeras novelas de Víctor Ros que gustaron mucho a los lectores. Así que bueno, es un homenaje a Holmes sí, sólo que Ros no se parece a Holmes en muchas cosas porque él es un hijo del arroyo, era un pequeño delincuente de joven, se crió en la Latina, se ha hecho a sí mismo, intenta cambiar la sociedad en la que vive,... sin embargo sí se parece en el uso del racionamiento lógico deductivo, en su capacidad de observación, en que juega con las personas. Y luego, las novelas de Víctor Ros, también tienen un componente muy bonito que gusta mucho entre los lectores, y es que se trata de un C.S.I. del siglo XIX.
M.G.- Y hablando de homenajes y teniendo en cuenta que este nuevo caso transcurre en Oviedo es inevitable pensar en la Vetusta de Clarín, una idea que posteriormente se refuerza con la efímera aparición de Víctor Quintanar y Ana Ozores. ¿Estamos también ante un homenaje a La Regenta y a Clarín?
J.T.- Sí, sí es un homenaje claro. Nosotros, tanto yo como mis amigos escritores, hacemos cada vez más guiños de este estilo. Por ejemplo, yo saco muchísimos amigos míos en mis novelas, a compañeros del instituto, a amigos periodistas,.. a veces uso personajes que se parecen mucho a ellos y esto es algo que les divierte. Cada día hacemos más este tipo de cosas en las novelas, estos pequeños juegos entre nosotros, cameos,... Y entonces me pareció un detalle bonito el que apareciera Ana Ozores dando un paseo o que Víctor Quintanar estuviera en el casino. En las novelas de Víctor Ros me voy moviendo por distintas ciudades. Por ejemplo, con la primera novela que publiqué, El misterio de la casa Aranda, que transcurre en Madrid, vino a verme un lector para una firma y me comentó que esa novela le parecía "holmesiana" y galdosiana y claro, yo me puse super contento, porque si tú escribes sobre Madrid en el siglo XIX se tiene que parecer a Galdós, ya que al fin y al cabo, estás contando la misma ciudad.
Otro ejemplo, en El enigma de la calle Calabria, que transcurre en Barcelona en el siglo XIX, me ocurrió que hubo momentos en los que releía lo escrito y lo tenía que cambiar porque se parecía mucho a La ciudad de los prodigios. Si estoy describiendo los poblados chabolistas o contando la Barcelona del Liceo, de la alta burguesía catalana,... pues en cierto sentido se tiene que parecer y con Vetusta pasa lo mismo.
M.G.- En mi caso, es la primera novela que leo sobre el detective Víctor Ros, aún existiendo aventuras anteriores, ¿tú crees que es un handicap no haber leído las obras anteriores para leer esta nueva novela?
J.T.- No, no, en absoluto. Las sagas policiacas siempre están concebidas por parte del autor como novelas independientes. Esto está pensado así a propósito para que cualquier lector pueda incorporarse a la serie cuando quiera. Lo que ocurre es que ahí aparecen los tipos de cuentacuentos que tú utilizas para interesar al lector por si quiere saber más del personaje y quiere retrotraerse. Por ese motivo, siempre hay alusiones a las novelas anteriores. Cuando conectas con el detective que es el objetivo de una saga policíaca, el lector siente la necesidad de leer más sobre el personaje. Pero en este tipo de novelas siempre hay un planteamiento introductorio en el que se presenta al personaje para que el lector nuevo conozca cuáles son sus características, cómo actúa, cómo razona,... Por eso, en esta novela, Víctor resuelve un pequeño caso de estafa al inicio del libro y luego comienza el desarrollo del verdadero caso.
M.G.- El personaje de Clara Alvear (esposa de Víctor Ros) asoma poco por esta novela pero cuando lo hace adquiere un gran protagonismo. Ella utiliza el mismo pensamiento deductivo que su marido. ¿Suele aparecer este personaje en los anteriores casos de Víctor Ros?
J.T.- Yo llevaba ya un tiempo pensando en la posibilidad de que Clara Alvear tomara la cámara y cogiera las riendas de alguna investigación en el lugar de Víctor. En las otras entregas, aunque ella es de origen noble, Clara desempeña el papel de una mujer sufragista, una mujer con una mentalidad muy moderna, muy abierta y que le crea muchos problemas al marido. En alguna ocasión se ha ido al Congreso y le ha tirado pintura roja a los Diputados y claro, con un marido policía que ve como su mujer acaba a veces en el cuartelillo, pues a Ros este tipo de comportamiento le va generando muchos problemas.
Cuando él la conoce en la primera novela, se sorprende mucho porque ella es una chica joven pero muy leída y que muestra mucho interés por los casos policíacos de Víctor. En esta última novela, vemos incluso como Ros le consulta cosas y así consigo que ella forme parte más activa en la resolución del caso.
De igual modo voy haciendo creer a Eduardo (el hijo de Víctor), que es un pilluelo que Ros adoptó en la novela anterior. En la primera novela, supimos que Víctor Ros fue rescatado de la calle por otro policía - Armando- que vió que él tenía un gran potencial y lo reconvirtió a la labor policial. Pues con Eduardo, Víctor se siente obligado a hacer lo mismo y además en un personaje que lo ayuda mucho. En las novelas anteriores o en esta última a través de Eduardo, Ros se sirve mucho de los pilluelos que se mezclan con el escenario para escuchar, consiguiendo así mucha información. Con este recurso también hago un homenaje a los irregulares de Backer Street de Holmes, que son sus ojos y sus oídos en los casos que resuelve.
J.T.- La novela policíaca con ambientación histórica te permite tratar este tipo de temas en muchas ocasiones. Por ejemplo, en otra novelas de Víctor Ros introduzco el tema de la prostitución o el de las domésticas, que eran chicas de provincias que iban a servir a los señores y al final terminaban embarazadas convirtiéndose así en unas arrastradas en aquel Madrid del siglo XIX. De igual modo, el tema de la homosexualidad es un tema muy controvertido, absolutamente tabú,... Es un tema que también trato muy en profundidad en mi novela 1969, en la que el personaje es un chapero que va huyendo. Me tuve que documentar mucho sobre cómo era la homosexualidad en la época del franquismo y cuento en esa novela la existencia de cárceles en Extremadura para homosexuales activos por un lado y pasivos por otro porque los separaban,... En fin, son temas que me resultan interesantes y me parece bonito tener un recuerdo para aquellos desposeídos, aquellos parias del sistema.
En esta última novela, el hecho de que un personaje sea homosexual ya le hace parecer como posible culpable porque ten en cuenta que estamos hablando de una época en la que había un determinismo social bestial. Si nacías pobre, morías pobre seguro. Si eras homosexual, como te vieran metido en alguna movida, te la cargabas.
Otro tema interesante que trato en esta última entrega de Víctor Ros es la frenología. Ellos pensaban que según el tamaño del cráneo y la forma del mismo podías estar predispuesto al delito. En definitiva, todas estas cosas han gozado de predicamento hasta casi bien entrado el siglo XX.
M.G.- Como contrapunto a la trama detectivesca, desarrollas una historia amorosa y tierna entre dos jovenzuelos, Eduardo y Julia (la "fregona" de la posada). ¿Intentabas darle un toque romántico a la novela?
J.T.- Las novelas de Víctor son, como he dicho, un homenaje al folletín y por tanto tienen una visión maniquea del mundo, como la que tenían ellos. Los buenos son buenos y los malos son malos, y siempre tiene que haber como una especie de moraleja. Como en este caso estoy homenajeando ese tipo de literatura, pues siempre me gusta incluir estas historias en las que alguien mejor situado ayuda al otro, aunque me alejo un poco de la realidad porque nadie se preocupaba de los niños de la calle, de los huérfanos. Era raro que alguien prestara ayuda y aunque sea una excepción a la regla, sí es una historia muy bonita y me pareció bien incluirla.
M.G.- El diálogo tiene un papel predominante en esta novela, tanto es así que su lectura es muy ágil, prácticamente se lee sola. ¿El uso del diálogo es un recurso recurrente en tus libros?
J.T.- Sí. Yo pertenezco a una generación de escritores que hemos crecido inmersos en la cultura audiovisual. Hemos tenido vídeos, grabábamos programas, teníamos ordenador, jugábamos con los videojuegos,... y por tanto yo ya no percibo el cine como una amenaza, como le puede ocurrir a los autores de la generación anterior. Hay muchas películas y series basadas en novelas pero también hay novelas que cogen cosas de películas. Así que nosotros no vemos competencia alguna, sino que todo forma parte de un gran puzle en el que está la novela, el cine, la televisión, los videojuegos,... Al fin y al cabo todas son formas de contar historias. Todo esto se nota en nuestra forma de narrar. A mí me han dicho desde el principio que mis novelas son muy cinematográficas y eso para mí es un piropo muy grande. Sin embargo, hay compañeros míos que le dices eso y los matas, pero a mí me encanta porque eso quiere decir que el lector se ha hecho una imagen real de Víctor y el contexto.
Intento contar las cosas de manera dinámica, evitando descripciones farragosas y por eso hago mucho uso del diálogo porque creo que el lector lo entiende mejor así. Además, en las novelas policíacas tienes que ir haciendo repasos de vez en cuando para que lector no se despiste y unas veces lo haces a través de una carta, otras a través de un diálogo,... Son estrategias de cuentacuentos para lograr que la narración sea lo más fluida posible pero derivo en esto porque soy hijo de la cultura cinematográfica y televisiva y esto se tiene que notar de un modo u otro.
M.G.- El título elegido para esta última novela suena a trágico final para Víctor Ros. ¿Acabará mal este detective?
J.T.- Pues es otro truco más de cuentacuentos. El título se le ocurrió a mi editora. Cuando leyó la novela le encantó, lo pasó muy bien y pensamos que como Víctor Ros lo pasa muy mal en esta novela y vive situaciones muy chungas, pues me pareció un buen título porque provoca mucho suspense. Pero mejor no contar más sobre el final porque para saber qué le ocurre o si seguiremos teniendo más entregas de Víctor, hay que leer la novela.
De todos modos, sí te adelanto que vamos a rodar una serie para Televisión Española. Se empezará a rodar en septiembre aunque esta novela no está incluida, sólo las tres primeras. La productora encargada es New Atlantis y están ya cerrando castings. Se supone que se estrena en el primer semestre de 2014.
M.G.- Pero, ¿se sabe ya qué actor hará el papel de Víctor Ros?
J.T.- No, aún no. Se había elegido a un actor pero al final no lo va a hacer, así que está la cosa en el aire y entre un par de actores. Para mí es un paso muy importante que el personaje trascienda de lo literario a lo audiovisual. Se hizo un trailer con el primer actor que iba a interpretar al protagonista y para mí fue muy emocionante verlo. Ver a un personaje que has creado tú, en tu despacho, escribiendo tú solo, porque claro, nuestro oficio es muy solitario, lo que escribes no sabes si se va a publicar, y si se publica tampoco sabes si va a tener demanda,... y de ahí a verlo encarnado en persona física pues es muy emocionante.
M.G.- Entonces Víctor Ros sigue la trayectoria de Salvo Montalbano, el detective de Andrea Camilleri, del que también están ahora emitiendo una serie en la 2 de TVE, ¿no?
M.G.- Y ahora que has hecho referencia a la documentación me he fijado que dedicas el libro a Ana María Herrero Montero, quien, al parecer, te ha ayudado a viajar a esa Oviedo del siglo XIX. ¿Te ha costado mucho trabajo? ¿Cómo ha sido ese viaje?
J.T.- En realidad le dedico el libro a mi hija María y lo de Ana María es más un agradecimiento. Esta chica es la jefa del Archivo Municipal de Oviedo que me ayudó muchísimo. Los archiveros y bibliotecarios tienen un mérito tremendo porque ahora en internet encuentras mucha información fiable, también hay muchísima documentación digitalizada, hay hemerotecas que puedes consultar desde casa, pero al margen también necesitas la ayuda de los archiveros y bibliotecarios. Entonces esta chica me facilitó mucha documentación, planos de la ciudad digitalizados,... En fin que es un trabajo que tiene mucho mérito porque el papel es algo fungible, se estropea y ellos transforman toda esa información en material digital para su conservación. Creo que estas personas están haciendo un trabajo comparable a la que hacían los antiguos amanuenses.
M.G.- Y de todas tus obras anteriores, al margen de la saga de Víctor Ros, ¿recomiendas alguna en particular?
J.T.- No, con las novelas pasa como con los hijos que son todas tuyas. Cada una tiene su momento, sus cosas positivas, sus disgustos, porque las novelas también te dan disgustos como los hijos, pero yo las quiero a todas por igual.
M.G.- Has comentado anteriormente que publicaste una obra titulada 1969 que es precisamente el año en el que naciste, ¿de qué trata esta novela?
J.T.- Pues quise hacer un viaje en el tiempo a mi ciudad, al año en el que nací para ver cómo era. En relación con un paisaje muy peculiar que hay en Murcia, se me ocurrió una trama policíaca de un tema muy gordo y ahí sí que me fui al cliché. En contraste con Víctor Ros que es un personaje muy positivo, algo que sorprende a los lectores de novela negra, Julio Alsina, el protagonista de 1969, es un fracasado que no tiene pelotas ni para ser un alcohólico de whisky o de bourbon. Él es un alcohólico de Licor 43, es un mierda auténtico..., pero es un tío que a lo largo de la novela se redime gracias a su trabajo y al amor porque el amor es lo más bonito que hay, el amor mueve el mundo.
Esa novela tiene también un final muy sorprendente porque siempre hay que cerrar muy bien las novelas y dejar sorprendido al lector. Muchas veces lees una novela extraordinaria de 300 páginas geniales y luego vemos que el autor va a cerrar y no sabe cómo hacerlo. Al final, lo hace mal y deprisa.
M.G.- Totalmente de acuerdo contigo. Y Jerónimo, ya para terminar, tú como lector, ¿eres más de papel o de electrónico?
J.T.- Pues yo soy de papel. De todos modos también tengo un reader. Los medios electrónicos son un recurso muy interesante pero me gusta mucho más el papel. En digital leo muy poco. Lo uso generalmente cuando hago un viaje largo o para leer obras que ya no se encuentran por ningún sitio en papel porque están descatalogadas como es el caso de La muerte: un amanecer de Elisabeth Kubler-Ross o Los astronautas de Yavé de J.J. Benítez. En cualquier caso, prefiero siempre un libro en papel. Ahora estoy enganchado absolutamente a la serie Juego de Tronos y mi hija me regaló Danza de Dragones por Reyes en una edición muy buena, que es una maravilla. O también por ejemplo, Drácula, que es mi novela favorita, tengo la edición de Valdemar que es otra maravilla porque además lleva toda la previa de cómo Bram Stoker escribe la novela, cómo se le ocurrió lo del barco,... En fin que me gusta mucho más el papel. Sin embargo, y al hilo de todo esto, también te comento que tengo una novela publicada sólo en digital que se llama Océanos de tiempo. Los diarios secretos del doctor Décimus Lenoir. Es una novela vampírica, la primera entrega de una trilogía, ambientada en Madrid en 1885 en un momento en el que hubo una epidemia de cólera y murió muchísima gente. Me lo pasé bomba escribiendo esa novela. Pero bueno, retomando tu pregunta, todo tiene su momento y su espacio y no te puedes cerrar a nada.
M.G.- Pues Jerónimo, hasta aquí las preguntas. Te doy las gracias de nuevo por este encuentro tan agradable y por permitir a los lectores conocer un poco más sobre el creador del detective Víctor Ros y sus novelas.
J.T.- Gracias a vosotros. Un placer conoceros.
Hasta aquí llegó esta entrevista que espero os haya gustado. La semana que viene publicaré la reseña de esta nueva novela de Jerónimo Tristante, de la que os adelanto que me ha gustado mucho, hasta tal punto de pretender leer las aventuras anteriores de este detective.
Quiero dar las gracias a María Fernández-Melero de Éride Comunicación por contactar conmigo y darme esta oportunidad.
Saludos,
Estaré atenta a la reseña. Me ha parecido especialmente curioso la respuesta al tipo de lectores que espera se animen a leerlo.
ResponderEliminarTe vas soltando Marisa, toda una entrevistadora!!
Besos
Creo que tiene mucha razón en lo que dice.. Tiene que leer todo tipo de persona. Besotes y gracias.
EliminarMuy interesante! la historias de este detective la verdad es que creo que me gustarían, a ver si pruebo con alguno. Esperaré la reseña.
ResponderEliminarUn beso!
Esta última es muy amena Lesincele e imagino que las anteriores serán del mismo estilo. Besos
EliminarPedazo de entrevista! Muchas gracias por acercarnos a este autor, con el que aún tengo que estrenarme.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues te lo recomiendo Margari. Tiene un estilo muy dinámico. Besos
EliminarVaya entrevista más estupenda enhorabuena !!! ultimamente veo sus libros por muchos blogs a ver si me hago con alguno de ellos, un beso
ResponderEliminarSiii he visto alguno que otro en otros blogs. A mí me ha parecido una lectura bastante agradable. Besitos Rocío
EliminarMe gusta esta faceta tuya de entrevistadora. La verdad es que entre los dos me habéis convencido para leerlo. El sitio es una pasada.
ResponderEliminarBesos
Jejeje muchas gracias. Tengo un compañero de trabajo que estudió periodismo y dice que me a denunciar por intrusismo jejeje. Estos encuentros son muy agradables y enriquecedores. No es lo mismo leer a un autor que leerlo habiendo charlado un rato con él. Espero que te guste Norah. Es una historia bien construida y muy dinámica. El hotel es una maravillaaa. Era la primera vez que entraba y me encantó. Besos.
Eliminarqué entrevista tan completa e interesante, enhorabuena! es un autor del que aún no he leído nada pero tengo muchas ganas de probar
ResponderEliminarbesos
Gracias Tatty. Ánimo con este autor. Besitos.
EliminarTe estas convirtiendo en toda una profesional jejeje muy buen a entrevista
ResponderEliminarDe aquí a la tele jejejeej.
EliminarUna entrevista genial!!!
ResponderEliminarGracias!!!
Saludoss
Gracias Zeno. Besos.
EliminarBueno, bueno... muerta me quedo ya... pero que te has pasado a la rama del periodismo "pofesiona" o que? Estás hecha una máquina, entre la entrada que hiciste de "Entrega de los oscar" cuando la feria del libro y ahora esta, es que ya no doy crédito. Jejjej enhorabuena, me ha gustado mucho. Besos
ResponderEliminarEs que la cosa está mu mal Isa y hay que buscarse alternativas jejejeje. Es broma.. Besos.
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