CLÁSICO # 3: EL EXTRAÑO AMOR DE MARTHA IVERS.

Año: 1946.

Nacionalidad: EE.UU.

Director: Lewis Milestone.

Reparto: Barbara Stanwyck, Van Heflin, Lizabeth Scott, Kirk Douglas, Judith Anderson,... 

Género: Drama. Años 20.

Sinopsis: Tres amigos de la infancia, Martha, Walter y Sam, comparten un terrible secreto. Con el paso del tiempo, la ambiciosa Martha (Stanwyck) y el pusilánime Walter (Douglas) se han casado. Ella es una brillante y fría empresaria y él es el Fiscal del Distrito; una combinación perfecta para dominar a su antojo la ciudad de Iverstown. Pero el inesperado regreso de Sam (Heflin) a la ciudad, después de muchos años de ausencia, perturba  profundamente la vida de la pareja.

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El cine clásico, o aquel que se hizo en blanco y negro, está lleno de pequeños secretos. Las cadenas de televisión tienden a regodearse en la reiteración más absurda que pueda existir, emitiendo una y otra vez las mismas cintas, aquellas que se hicieron en el pasado y aquellas otras de más actualidad. Lo peor del caso no es que sean reiterativos sino que, por regla general, sus arcas están llenas de las peores películas que jamás se hayan filmado, salvo excepciones. 

No hace falta mucho esfuerzo parar renovarse y buscar entre toda la filmografía alguna película que no esté manida hasta la saciedad. Este es el caso de la cinta que os traigo hoy. El extraño amor de Martha Ivers, una película que no recuerdo hayan pasado por televisión. 

Cuando una se llama Ivers de apellido y vive en Iverstown no es difícil adivinar que tu familia es la dueña y señora de la localidad. En los primeros minutos de metraje nos encontramos con dos jovencitos (Martha Ivers y Sam Masterson) que intentan huir en un tren. Ella es una señorita distinguida de buena familia. Él es un pilluelo de poca monta. La huida queda frustrada y la policía devuelve a la joven al seno familiar, o lo que es lo mismo, a los brazos de su tía, la señora Ivers, una mujer que bien recuerda a la señorita Rottenmeier de Heide o a alguna otra malvada del cine que más adelante os desvelaré. 

La noche es oscura y tormentosa y no presagia nada bueno. En la casa, y tras el intento de fuga, Martha y su amigo Walter O'Neil (hijo del tutor de la damisela), serán testigos de un hecho terrible que marcará el resto de sus vidas.

Veinte años después, encontramos que Martha y Walter se han casado y que Sam regresa a la ciudad que lo vio partir aquella noche tormentosa de 1928. Los actos acaecidos en aquella ocasión comienzan a pasar factura a estos tres amigos de la infancia y llegar así un desenlace que tiene bastante de justicia poética.

El extraño amor de Martha Ivers es una cinta que engloba elementos comunes de un drama en el género negro: asesinatos, secretos inconfesables, remordimientos, amores frustrados, falsas acusaciones, malas decisiones, chantajes, matones... Todo es válido con tal de mantener un status social y una solvente posición económica. Una historia enmarcada en un escenario en el que todas las escenas transcurren de noche, reforzando así su carácter oscuro y siniestro. 

En cuanto a las interpretaciones, Barbara Stanwyck (Martha) está sublime en su papel de mujer poderosa y dominadora, una femme fatale total, dueña de todo lo que le rodea y que ha construido un imperio. Ella somete y domina a su marido (Walter), un pelele, una marioneta en sus manos que si ha llegado a ser Fiscal del Distrito y candidato a Gobernador no es si más ni menos que por ser el esposo de y que necesita beber para soportar la carga de su conciencia. Walter no es más que un cobarde que se deja llevar, papel que interpreta a las mil maravillas un jovencísimo Kirk Douglas con su sempiterno hoyuelo en la barbilla y  en lo que supuso su debut en el cine. 

Del otro bando, el que componen Van Heflin (Sam) y Lizabeth Scott (Toni, novia de Sam) me quedo con esta última. Su mirada me cautivaba cada vez que asomaba en plano, aunque su papel queda un poco descolgado del triángulo (amoroso) que componen los anteriores. 

Judith Anderson en Rebeca

Llegado a este punto no quiero pasar por alto la brevísima interpretación de Judith Anderson (Sra. Ivers, tía de Martha) de la que antes decía que recordaba a aquella institutriz de nuestra infancia. Pero esta actriz es bien conocida por su perverso papel en Rebeca (libro y película imprescindible), ¿la recordáis? Aquella horrible ama de llaves, perro vigilante de la mansión Manderley.

En definitiva, no puedo decir que El extraño amor de Martha Ivers sea  una película que perdure en la memoria pero sí se trata de un clásico con el que, para los que gusten de este género, pasarán una tarde muy entretenida. No le pongo pegas en cuanto a trama ni a interpretación. El título quizás es lo que menos me gusta porque si bien es cierto que el amor de Martha es de un fidelidad cuestionable, lo de "extraño" me sobra.  En cualquier caso, mi valoración es aceptable.

Hoy no os dejo el trailer, sino la película completa. ¡Disfrutadla!