Autor
Nacido en León (1953), Andrés Trapiello es novelista, poeta y ensayista. Ha sido además, director de la editorial Trieste, de la colección La veleta, de Granada, de la revista Número y co-director de las Entregas de la Ventura. Ha prologado y estudiado a escritores como Rafael Sánchez Mazas, Miguel de Unamuno, Manuel Machado, entre otros. Algunas de sus obras: La tinta simpática, El buque fantasma, La Malandanza, así como los seis primeros tomos de sus diarios, agrupados bajo el título general de Salón de pasos, Las armas y las letras, Literatura y guerra civil, Los nietos del Cid, Las tradiciones, Acaso una verdad. Ganador del Premio Nacional de la Crítica en 1993 y el Premio Nada en 2003.
Sinopsis
Donde quiera que se encuentre un poco de amor nadie puede decir que no esté sucediendo un acto sublime y misterioso.
Claudia es médico, lleva años intentando tener un hijo y su matrimonio pasa por una crisis desde que el marido mostrara su desacuerdo ante la idea de la adopción. Max es ingeniero, casado felizmente con Cathy y con dos hijos y una vida que él creía plena.
Los dos coinciden en Constanza, Colombia, donde Max lleva trabajando unas semanas, y adonde viaja Claudia para la boda de una de sus mejores amigas.
En el ambiente sofocante y sensual de esa boda todo converge para que se revele ante ellos un sentimiento que desconocían, que les deja atónitos, felices, llenos de plenitud, y que a partir de ese momento va a ser irremediable, a pesar de las enormes dificultades personales y sociales que tendrán que afrontar.
De vuelta en Madrid, Claudia y Max comienzan una etapa de encuentros furtivos, una etapa que tendrá fin cuando son descubiertos y comienzan una nueva vida juntos, en contra de todo y casi todos.
Una novela osada, incluso revolucionaria, que habla del amor con palabras absolutamente nuevas, polémica, sensual, luminosa, que establece un vínculo íntimo con el lector, que, conmueve y que defiende que la premisa para la bondad es la libertad.
Los confines es la tercera novela que analizamos en el Club de Lectura de los Lunes. Inicialmente, comenzar a leer esta novela de Andrés Trapiello, autor al que desconocía, no supuso precisamente un placer. Me costó hacerme con la historia, tanto que incluso en los primeros párrafos creí estar leyendo chino. Hasta las primeras veinte páginas no consigues centrar la trama en tu mente y aún así, superado este bache, la narración se perfila plana y sin gancho. Pensé que me encontraba ante una novela que iba a leer porque sí, porque me lo habían "mandado" en el club de lectura, pero que en otras circunstancias probablemente hubiera relegado al olvido.
Unido a una prosa inicial que me decía bien poco, la ubicación de los personajes dentro de la historia era caótica. No podía descifrar quién era quién, qué relación tenían unos con otros. Los términos mamá y papá por un lado, y mami y papi por otro me tenían totalmente desorientada.
De tal caos no se salvaban tampoco los personajes principales. ¿Quién eran Max y Claudia? ¿Qué relación les unía? Cuando tenía claro que eran hermanos, algo me hacía cambiar de opinión y los catalogaba de hermanastros para, varias páginas después, volver a verlos como parientes consanguíneos.
Sin embargo, se obró el milagro. Casi medio libro después un hecho crucial en las vidas de los protagonistas y en los personajes que les rodean desemboca en una vertiginosa historia que atrapa al lector produciendo diversidad de sensaciones. Algunos podrán sentir que la historia les repugna y otros, quizás los más morbosos, nos dejamos engullir por una trama no exenta de polémica y de la que necesitamos saber con urgencia el final. El amor que Trapiello nos presenta está prohibido desde los anales de la historia y aún así se perfila como el amor más perfecto que jamás haya existido, un amor que no entiende de moral ni de tabúes impuestos por la sociedad.
A partir de este momento, la narración abandona la planicie y comienza a tener picos de interés, entre los que solo voy a destacar uno: El atentado del 11-M descrito de tal manera que, a pesar de saber de antemano lo que voy a encontrar, Trapiello te obliga a mirar hacia otro lado por su fuerza descriptiva.
Los confines es un libro que va de menos a más. Ese inicio insulso y poco gratificante podría resultar una técnica del autor para engañar al lector y cuando más relajado e indiferente lo encuentra... ¡zas!, darle el golpe de gracia por la página 80.
Trapiello es un buen maestro de la palabra. Son muchos los vocablos que emplea y que me han obligado a acudir con frecuencia al diccionario. Y de palabras y términos construye unos diálogos que no han sido para mí lo mejor de la novela. Los grandes amores exigen grandes disertaciones pero en este caso, al margen de que las reflexiones sean más o menos acertadas, son demasiado reiterativas y empalagosas. Este es el único pero que le pongo a la novela.
Si la trama puede ocasionar diferentes reacciones en el lector, los personajes no se quedan atrás.
Max, un ingeniero y asiduo a la fotografía, es un personaje que se dibuja serio, introspectivo y retraído consigo mismo aunque comunicativo con los demás. Está casado y cree ser feliz hasta que los hechos le conducen a un camino desconocido para él en el que encontrará una felicidad prohibida.
Claudia es la narradora absolutamente omnisciente. La notamos a nuestro lado a lo largo de toda la novela y solo al final seremos conscientes del lugar desde el que nos habla. Un lugar lejano, inesperado,... usado en más de una ocasión en la literatura contemporánea pero que continúa calando en el lector.
Otros personajes tales como Isabel o Cathy, la esposa de Max, tendrán cierta relevancia a lo largo de la narración.
El final bien podría ser objeto de debate. ¿Realmente la novela tenía que terminar de este modo? ¿No había opción a otra posibilidad? La mayoría de los miembros del club de lectura pensaban que no cabía otro final más que aquel. Lo que está mal, está mal y debe acabar mal (o bien). A mí siempre me quedó la duda.
La historia se dibuja en forma de espiral. Todo acaba donde empezó, con Isabel, una amiga de Claudia, y una chica de ojos verdes que Max encuentra en su camino. El círculo se cierra y lo hace de forma definitiva para Max y Claudia que al final consiguen ser vencidos o quien sabe si castigados por la mano divina.
Una historia que conjuga el pecado original, el amor absoluto, el paraíso terrenal que termina por convertirse en el paraíso de Milton, aquel que acabó por perderse, el traspaso de los límites y la moral.
Hasta ahora no he querido ser demasiado explícita en relación a la trama de Los confines pero no me quiero marchar sin contaros una historia que escuchó Trapiello y que, aunque él asegura que su novela no guarda ninguna relación con la historia real que os voy a relatar ahora, está claro que el meollo de la cuestión flota en la trama de su novela. [No sigas leyendo si la novela te atrae y no quieres conocer más detalles]. La historia dice así: «Me contaron una historia sobre dos jóvenes enamorados de la alta sociedad madrileña que iban a casarse. Antes de anunciar su compromiso, la madre de la novia le confesó a su hija que el novio era su propio hermano. Los novios, desolados, interrumpieron su relación. La novia, una mujer inteligente, bellísima, rica, no se casó jamás»[1].
Próxima entrada
Retos:
Fuentes:
[1] El Mundo
Donde quiera que se encuentre un poco de amor nadie puede decir que no esté sucediendo un acto sublime y misterioso.
Claudia es médico, lleva años intentando tener un hijo y su matrimonio pasa por una crisis desde que el marido mostrara su desacuerdo ante la idea de la adopción. Max es ingeniero, casado felizmente con Cathy y con dos hijos y una vida que él creía plena.
Los dos coinciden en Constanza, Colombia, donde Max lleva trabajando unas semanas, y adonde viaja Claudia para la boda de una de sus mejores amigas.
En el ambiente sofocante y sensual de esa boda todo converge para que se revele ante ellos un sentimiento que desconocían, que les deja atónitos, felices, llenos de plenitud, y que a partir de ese momento va a ser irremediable, a pesar de las enormes dificultades personales y sociales que tendrán que afrontar.
De vuelta en Madrid, Claudia y Max comienzan una etapa de encuentros furtivos, una etapa que tendrá fin cuando son descubiertos y comienzan una nueva vida juntos, en contra de todo y casi todos.
Una novela osada, incluso revolucionaria, que habla del amor con palabras absolutamente nuevas, polémica, sensual, luminosa, que establece un vínculo íntimo con el lector, que, conmueve y que defiende que la premisa para la bondad es la libertad.
Los confines es la tercera novela que analizamos en el Club de Lectura de los Lunes. Inicialmente, comenzar a leer esta novela de Andrés Trapiello, autor al que desconocía, no supuso precisamente un placer. Me costó hacerme con la historia, tanto que incluso en los primeros párrafos creí estar leyendo chino. Hasta las primeras veinte páginas no consigues centrar la trama en tu mente y aún así, superado este bache, la narración se perfila plana y sin gancho. Pensé que me encontraba ante una novela que iba a leer porque sí, porque me lo habían "mandado" en el club de lectura, pero que en otras circunstancias probablemente hubiera relegado al olvido.
Unido a una prosa inicial que me decía bien poco, la ubicación de los personajes dentro de la historia era caótica. No podía descifrar quién era quién, qué relación tenían unos con otros. Los términos mamá y papá por un lado, y mami y papi por otro me tenían totalmente desorientada.
De tal caos no se salvaban tampoco los personajes principales. ¿Quién eran Max y Claudia? ¿Qué relación les unía? Cuando tenía claro que eran hermanos, algo me hacía cambiar de opinión y los catalogaba de hermanastros para, varias páginas después, volver a verlos como parientes consanguíneos.
Sin embargo, se obró el milagro. Casi medio libro después un hecho crucial en las vidas de los protagonistas y en los personajes que les rodean desemboca en una vertiginosa historia que atrapa al lector produciendo diversidad de sensaciones. Algunos podrán sentir que la historia les repugna y otros, quizás los más morbosos, nos dejamos engullir por una trama no exenta de polémica y de la que necesitamos saber con urgencia el final. El amor que Trapiello nos presenta está prohibido desde los anales de la historia y aún así se perfila como el amor más perfecto que jamás haya existido, un amor que no entiende de moral ni de tabúes impuestos por la sociedad.
A partir de este momento, la narración abandona la planicie y comienza a tener picos de interés, entre los que solo voy a destacar uno: El atentado del 11-M descrito de tal manera que, a pesar de saber de antemano lo que voy a encontrar, Trapiello te obliga a mirar hacia otro lado por su fuerza descriptiva.
Los confines es un libro que va de menos a más. Ese inicio insulso y poco gratificante podría resultar una técnica del autor para engañar al lector y cuando más relajado e indiferente lo encuentra... ¡zas!, darle el golpe de gracia por la página 80.
Trapiello es un buen maestro de la palabra. Son muchos los vocablos que emplea y que me han obligado a acudir con frecuencia al diccionario. Y de palabras y términos construye unos diálogos que no han sido para mí lo mejor de la novela. Los grandes amores exigen grandes disertaciones pero en este caso, al margen de que las reflexiones sean más o menos acertadas, son demasiado reiterativas y empalagosas. Este es el único pero que le pongo a la novela.
Si la trama puede ocasionar diferentes reacciones en el lector, los personajes no se quedan atrás.
Max, un ingeniero y asiduo a la fotografía, es un personaje que se dibuja serio, introspectivo y retraído consigo mismo aunque comunicativo con los demás. Está casado y cree ser feliz hasta que los hechos le conducen a un camino desconocido para él en el que encontrará una felicidad prohibida.
Claudia es la narradora absolutamente omnisciente. La notamos a nuestro lado a lo largo de toda la novela y solo al final seremos conscientes del lugar desde el que nos habla. Un lugar lejano, inesperado,... usado en más de una ocasión en la literatura contemporánea pero que continúa calando en el lector.
Otros personajes tales como Isabel o Cathy, la esposa de Max, tendrán cierta relevancia a lo largo de la narración.
Lot y sus hijas, óleo de Simon Vouet |
El final bien podría ser objeto de debate. ¿Realmente la novela tenía que terminar de este modo? ¿No había opción a otra posibilidad? La mayoría de los miembros del club de lectura pensaban que no cabía otro final más que aquel. Lo que está mal, está mal y debe acabar mal (o bien). A mí siempre me quedó la duda.
La historia se dibuja en forma de espiral. Todo acaba donde empezó, con Isabel, una amiga de Claudia, y una chica de ojos verdes que Max encuentra en su camino. El círculo se cierra y lo hace de forma definitiva para Max y Claudia que al final consiguen ser vencidos o quien sabe si castigados por la mano divina.
Una historia que conjuga el pecado original, el amor absoluto, el paraíso terrenal que termina por convertirse en el paraíso de Milton, aquel que acabó por perderse, el traspaso de los límites y la moral.
Hasta ahora no he querido ser demasiado explícita en relación a la trama de Los confines pero no me quiero marchar sin contaros una historia que escuchó Trapiello y que, aunque él asegura que su novela no guarda ninguna relación con la historia real que os voy a relatar ahora, está claro que el meollo de la cuestión flota en la trama de su novela. [No sigas leyendo si la novela te atrae y no quieres conocer más detalles]. La historia dice así: «Me contaron una historia sobre dos jóvenes enamorados de la alta sociedad madrileña que iban a casarse. Antes de anunciar su compromiso, la madre de la novia le confesó a su hija que el novio era su propio hermano. Los novios, desolados, interrumpieron su relación. La novia, una mujer inteligente, bellísima, rica, no se casó jamás»[1].
Próxima entrada
Retos:
Fuentes:
[1] El Mundo
Pues no tengo claro qué hacer con ella. Al principio pensaba que sí, luego que no, y ahora otra vez que sí. ¡Qué estrés! Ya lo pensaré. Yo tampoco he leído aún nada de Trapiello.
ResponderEliminarBesos
Dorothy, esta obra genera mucha dualidad. Hay lectores que le gusta mucho y otros que tirarían el libro por la ventana. Besos
Eliminarqué bien me viene esta reseña :) En el reto de meribélgica un punto es leer un autor de tu provincia y me había decidido por este así que creo que me animaré con este título, no me importa que vaya de menos a más, llevo peor cuando es al contrario
ResponderEliminarbesos
Pues ya me contarás Tatty.. Es una historia que levanta polémicas ¿eh?. Besitos y suerte en el reto
EliminarLo del inicio de perderse con los personajes es algo que me pone muy nerviosa...creo que lo dejo pasar.
ResponderEliminarUn beso!
A mí me mosqueó un montón Lesincele pero luego todo se aclara. Un besito.
EliminarPues entre el desconcierto inicial que a veces me acaba dando sensación de tomadura de pelo y que es un tema que no me atrae, este lo dejo pasar. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarBesos
Ok Norah.. a otra cosa!! Besotes.
EliminarCuando una novela va, como parece que ha sido el caso, cada vez a más, casi tendemos a perdonar que el comienzo sea algo denso, o lento, o tedioso. Siempre tengo la impresión de que la impresión más fuerte que nos deja una historia nos llega hacia el final.
ResponderEliminarAún no he tenido ocasión de leer a Trapiello.
Un besito
Rober, a mí sinceramente me gustó. No sé si por el morbo.. jejeje. Pero te comento que muchos compañeros del club acabaron un poco asqueados por la historia. Besos
EliminarLa he leído entera porque, la verdad, hay ocasiones en que me dan igual los spoilers. La verdad es que es una novela llamativa, me la llevo. Un beso :)
ResponderEliminarPues ya me contarás Yossi. Creo que te puede gustar. Besos
EliminarLa verdad es que no me atrae nada, así que creo que lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminarUn saludo.
Ok Ro. .. Será por libros jejej Besos
EliminarPues no he seguido leyendo... uff! qué cosas, menos mal que avisas, creo que pese a las dificultades, el reto me lo pone demasiado atrayente, ya he empezado a especular antes de leer... lo apunto, lo apunto, a ver si en los próximo lustro de la cola de pendientes :). Besos
ResponderEliminarPD: mi diccionario y yo también leemos juntos, jejeje
Con algunos autores el diccionario tiene que ser un apéndice.. ¡¡lo que se aprende!! Besitos Marilú.
EliminarMe ha encantado esta reseña; por lo cual me apunto este libro de mi paisano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ok Pedro, ya me dirás. Besos
EliminarAunque señalas que la novela va de menos a más, algo me dice que este libro no es para mí. Quizás sea la temática o lo que cuentas del final... No sé, la dejo pasar. 1beso!
ResponderEliminarOk Tizire.. si no se está segura mejor probar con otro libro. Besitos.
EliminarPUes no conocía este título. Parece que salvado ese principio, la novela tiene muy buena pinta, así que lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarBesotes!!!
Margari.. a mi me gustó mucho una vez que pasé un cierto número de páginas. Besitos.
EliminarPues no sé, me huelo el final, y si hasta la mitad del libro la cosa no cambia...No sé si me lo apuntaré, quizás más adelante. Un besote!!
ResponderEliminarMeg sí.. tiene esa cosa.. que hasta la mitad de la novela se anda un poco perdida pero luego me gustó mucho. Besos.
EliminarNo lo conocía, pero pinta bien, interesante =)
ResponderEliminarEcharé un ojo, gracias por la reseña!
Besotes
Este no me llama la atención no creo que pudiera aguantar hasta la mitad del libro
ResponderEliminarPues fíjate Fesaro, creo que te podría gustar pero si no te convence, mejor dejarlo. Besos
EliminarParece interesante y diferente!!!
ResponderEliminarSaludos
Diferente sí que es Zeno. Un besito
EliminarRecuerdo haber visto esta portada pero es la primera reseña que leo. Por el momento lo descarto, no me atraen los libros a los que cuesta meterse en la historia.
ResponderEliminarBesos
Ok Marga... pues mejor coger otro libro ¿no? Besitos.
EliminarTanto esa portada como la sinopsis me habían atraído; después me han mosqueado un poco las sensaciones que dices que te produjeron las primeras páginas. Es una suerte que al final mejore, parece una especie de milagro, sobre todo una vez avanzada la lectura. Tú dices un truco del escritor, aunque por lo que a mí respecta podría usar otro tipo de trucos jaja
ResponderEliminarBesos!
Jejeje Caminante es que Trapiello es muy suyo jejejej. Besos
EliminarAsí, de golpe, me da pereza. Demasiada paciencia se necesita si hasta la mitad no se endereza la cosa, no?
ResponderEliminarBesos,
Carmen, pero luego da un vuelco de vértigo... Es una historia curiosa. Besos
EliminarLo he leído, aunque he de reconocer que me ha costado muchísimo acabarlo, no por que sea malo, que no lo es en absoluto, sino por la historia que cuenta, quien lo haya leído me entenderá.
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