Autor
Maruja Torres (Barcelona, 1943) es una de las periodistas más reconocidas de España. Ha publicado dos novelas de humor, ¡Oh, es él! (1992) y Ceguera de amor (1994), un libro de viajes, Amor América (1994), y la recopilación de artículos periodísticos Como una gota (1996). Su novela vagamente autobiográfica Un calor tan cercano (1997) y sus memorias como periodista Mujer en guerra (1999) alcanzaron gran éxito de público y crítica. Con Mientras vivimos, la novela que le valió el Premio Planeta en el año 2000 y llegó a medio millón de lectores, Maruja Torres se consolidó como una de las novelistas más destacadas de nuestros días, hecho que revalidó con Hombres de lluvias (2004) y La amante en guerra (2007). En 2006 recibió la Medalla de Oro a las Bellas Artes por su contribución a la cultura. Esperadme en el cielo, un precioso homenaje a sus grandes amigos Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán, resultó merecedora del Premio Nadal en el año 2009. Su última novela, Fácil de matar (2011), supuso su primera y exitosa incursión en la novela negra.
Columnista habitual de El País y adicta de la red 2.0, su blog tiene más de cien mil usuarios únicos y recibe cerca de cinco mil visitas diarias.
Sinopsis
Oriol Laclau i Masdéu, catalán ilustre, magnate de la construcción y directivo futbolístico de gran éxito social, fallece aparentemente por causas naturales mientras disfruta de un crucero por el Nilo con sus mejores amigos. Su hermana Lady Roxana le confiesa a su amiga Diana Dial, antigua reportera e investigadora amateur, sus sospechas de que Oriol ha sido víctima de un asesinato. La periodista nota ese calambre en el estómago que sólo puede indicar que un caso requiere sus servicios.
Una falsa lady, un biógrafo de oscuro pasado, una vieja gloria de la canción y un médico demasiado amigo de la inconsolable viuda son sólo algunos de los estrafalarios personajes que viajarán de nuevo por el Nilo para buscar al culpable.
Maruja Torres nos ofrece en Sin entrañas una novela ágil, divertida e irónica en la mejor tradición de su admirada Agatha Christie, en el Egipto precolonial previo a la caída de Mubarak.
Yo confieso. No, no se trata de la obra de Jaume Cabré. Se trata simplemente de una confesión de domingo, ante presbítero, previa a la misa de 12, arrodillada ante el confesionario y a la antigua usanza.
Yo confieso que no soy fiel seguidora de María Dolores Torres Manzanera o Maruja Torres, que no me llena, que no me atrae, que no consigo que me deje ese regusto en la boca que me obliga a anhelar sus libros. Con todos mis respetos, discúlpeme la señora Torres y sus adeptos pero, ¿para qué engañarnos? En honor a la verdad, esta opinión solo se fragua tras la lectura de sus dos últimas obras (Fácil de matar y Sin entrañas), fruto de la incursión de la escritora en el género policíaco. Quizá en otros ámbitos termine por adorarla. Chi lo sa... En cualquier caso, también confieso que tras repasar concienzudamente su historial periodístico no puedo hacer otra cosa más que quitarme el sombrero. Reportera durante muchos años, ha cubierto conflictos bélicos en esa parte del mundo donde siempre hay algún país patas arriba y ha colaborado o escrito para varios de los periódicos de este país, algunos ya desaparecidos.
Vayamos al libro en cuestión. Lo primero que encuentro al pasar las primeras páginas es un dramatis personae, es decir, un listado de los personajes (nombre, ocupación, relación,...) que aparecen por orden de aparición. En algunos casos, este recurso es sumamente práctico porque puede ocurrir que el lector se pierda con el quién es quién en algún momento y siempre es de agradecer contar con una "chuleta" que te aclare la mente.
El recurso dramatis personae era habitualmente usado en sus libros por su admirada Agatha Christie. No en vano, este libro es un homenaje a aquella escritora británica. De ese modo podemos llegar a afirmar que Maruja Torres se transmuta en la Christie del siglo XXI, mientras que su personaje Diana Dial es la señorita Marple o el mismísimo Hércules Poirot. Y para no desviarse mucho de los pasos de su mentora, a la hora de escribir este libro, Torres emprendió un viaje Nilo abajo a bordo del vapor S. S. Sudán en el que se rodó la última versión de Muerte en el Nilo. Como la misma autora confiesa "quería empaparme del ambiente y la decoración, pero lo he bautizado como el Karnak, el crucero que aparece en la novela de Christie y que va de Asuán a Luxor". [1]
Sin embargo no será el único guiño que encontremos en el libro pues a lo largo de sus páginas rememora a su querido Terenci Moix, a quien le unía una estrecha amistad y que, tras su muerte, sus cenizas fueron esparcidas en el país de las pirámides y las esfinges por un grupo de amigos entre los que se encontraba Torres. De igual modo, alude con cierta constancia al régimen del dictador Hosni Mubarak, quién encontró su sitio tras la revuelta de la plaza cairota de Tahrir el 25 de enero de 2011.
Los personajes de Sin Entrañas son un tanto esperpénticos o crispantes. Por un lado, Diana Dial que nació en la primera novela de esta autora pero cuya vida da un giro desde el periodismo a la investigación en Fácil de Matar y Sin Entrañas, constituye su alter ego como la propia autora confiesa y en caso de ponerle cara al personaje elegiría para el papel a la actriz Annette Benning.[2]
En el papel de Hadi Sueni se vislumbra el reflejo de Zahi Hawass, director de antigüedades de Egipto, cuyo poder ponía al servicio de su propio interés y del dictador Mubarak, todo un negocio en el que el dinero era la llave maestra (como casi en todo) que abría las puertas más preciadas y daba acceso a los tesoros más deseados. Como la propia autora ironiza: "Corruptos y prepotentes, cuando matan se escudan en el poder y el dinero. No es que los ricos maten mejor, pero quedan más impunes y sabemos menos de sus asesinatos. Tienen quién les cubra y pueden sobornar". [3]
En otra entrevista, Maruja Torres nos desvela que los personajes de Ismail y Joy están inspirados en personajes reales[4], amistades que posiblemente forjara como consecuencia de los muchos años que la escritora pasó en Beirut y el Líbano.
En honor al pueblo egipcio, Maruja Torres quiso que la editorial Planeta presentara su libro en El Cairo.
Esta segunda novela policíaca me ha gustado más que la primera, Fácil de matar. Me ha resultado más animosa, más amena, con mucho diálogo, mucho humor ácido que te permiten velocidad de lectura pero tampoco puedo decir que me haya dejado un gran sabor de boca. Habrá que esperar a la tercera novela en la que la autora enviará a Diana Dial a Roma para investigar un caso de asesinato en el mismísimo Vaticano.
Entre todos los artículos y entrevistas que he leído de Maruja Torres para hacer esta reseña, me quedo con una hermosa frase: "Leer me ha abierto mundos a los que sólo se puede entrar con la mente".[5]
Vayamos al libro en cuestión. Lo primero que encuentro al pasar las primeras páginas es un dramatis personae, es decir, un listado de los personajes (nombre, ocupación, relación,...) que aparecen por orden de aparición. En algunos casos, este recurso es sumamente práctico porque puede ocurrir que el lector se pierda con el quién es quién en algún momento y siempre es de agradecer contar con una "chuleta" que te aclare la mente.
S.S. Sudán [Flickr: Margarida Gonçalves] |
Sin embargo no será el único guiño que encontremos en el libro pues a lo largo de sus páginas rememora a su querido Terenci Moix, a quien le unía una estrecha amistad y que, tras su muerte, sus cenizas fueron esparcidas en el país de las pirámides y las esfinges por un grupo de amigos entre los que se encontraba Torres. De igual modo, alude con cierta constancia al régimen del dictador Hosni Mubarak, quién encontró su sitio tras la revuelta de la plaza cairota de Tahrir el 25 de enero de 2011.
Los personajes de Sin Entrañas son un tanto esperpénticos o crispantes. Por un lado, Diana Dial que nació en la primera novela de esta autora pero cuya vida da un giro desde el periodismo a la investigación en Fácil de Matar y Sin Entrañas, constituye su alter ego como la propia autora confiesa y en caso de ponerle cara al personaje elegiría para el papel a la actriz Annette Benning.[2]
En el papel de Hadi Sueni se vislumbra el reflejo de Zahi Hawass, director de antigüedades de Egipto, cuyo poder ponía al servicio de su propio interés y del dictador Mubarak, todo un negocio en el que el dinero era la llave maestra (como casi en todo) que abría las puertas más preciadas y daba acceso a los tesoros más deseados. Como la propia autora ironiza: "Corruptos y prepotentes, cuando matan se escudan en el poder y el dinero. No es que los ricos maten mejor, pero quedan más impunes y sabemos menos de sus asesinatos. Tienen quién les cubra y pueden sobornar". [3]
En otra entrevista, Maruja Torres nos desvela que los personajes de Ismail y Joy están inspirados en personajes reales[4], amistades que posiblemente forjara como consecuencia de los muchos años que la escritora pasó en Beirut y el Líbano.
En honor al pueblo egipcio, Maruja Torres quiso que la editorial Planeta presentara su libro en El Cairo.
Esta segunda novela policíaca me ha gustado más que la primera, Fácil de matar. Me ha resultado más animosa, más amena, con mucho diálogo, mucho humor ácido que te permiten velocidad de lectura pero tampoco puedo decir que me haya dejado un gran sabor de boca. Habrá que esperar a la tercera novela en la que la autora enviará a Diana Dial a Roma para investigar un caso de asesinato en el mismísimo Vaticano.
Entre todos los artículos y entrevistas que he leído de Maruja Torres para hacer esta reseña, me quedo con una hermosa frase: "Leer me ha abierto mundos a los que sólo se puede entrar con la mente".[5]
Fuentes:
[1] El País.com
[2] / [3] www.lavozdigita.com
{4] El País.com
[6] www.ondacero.com
[1] El País.com
[2] / [3] www.lavozdigita.com
{4] El País.com
[6] www.ondacero.com
Entiendo que no te sumes a la lista de seguidores de Maruja Torres, aunque a mi me guste muchísimo, porque su estilo me llena. Eso si, el libro hay que abordarlo con un cierto sentido del humor, porque a pesar de ser un homenaje a Agatha Christie, a mi no se me parece en nada y la prefiero a ella, posiblemente por su humor ácido que a la otra ni se le presumía.
ResponderEliminarDe cualquier modo, es entretenido, pero no para tirar cohetes. No obstante, a mi, en particular, me mereció la pena.
Es lo que me inspiró en ese momento. Pero tú sabes, como buena lectora, que hay libros que los lees un día y te encanta y lo lees años después y lo aborreces, o viceversa. Esa es la magia de la lectura. Un beso.
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